Categorías: Opinión

La guerra de los coreanos

Los gobernantes de Corea del Norte, que para algo encabezan el régimen más impresentable del mundo contemporáneo, siguen erre que erre intentando acojonarnos a todos los mortales, y especialmente a sus paisanos del Sur, con sus bombas atómicas y sus bravuconadas. Se ve que sienten nostalgia de aquellos años de la década de los cincuenta en que su península acaparaba los titulares de la prensa con las noticias de un enfrentamiento que ensangrentó a los dos países, ocasionó la muerte a muchos millares de personas y dejó las cosas como estaban, es decir, mal.

La verdad es que nadie está tomándose muy en serio las bravatas incendiarias de los locutores de la radio de Pyongyang, a quienes podemos escuchar por Internet gritando como posesos – además de parecerlo quizás lo sean tampoco hay por qué imaginarlo sólo –, pero la amenaza está ahí y, sobre todo cuando va dirigida a los Estados Unidos, sería motivo para morirse de la risa si nos olvidamos por unos instantes que hay armas nucleares en poder de dementes tras lo cual la inquietud toma cuerpo, y deja el humor congelado entre los labios.

Todo parece que se trata de una estrategia burda de la camarilla que rodea a Kim Jong, el gordinflón heredero de la dinastía comunista de los Kim, para robustecer su endeble imagen de estadista ante los centenares y centenares de miles de militares que al fin y al cabo son los que mantienen controlada la situación de aislamiento, subdesarrollo y demagogia en que se mantiene el país sin tener presente ni la marcha del reloj ni la evolución de los calendarios. Lo de Corea del Norte a estas alturas es, sí, de verdadera aurora boreal.

Claro que en medio del esperpento que ofrece semejante anacronismo, los restos de solidaridad humana que quedan por ahí desperdigados, eso también es cierto, se estremecen recordando el drama en que allí viven y a menudo mueren de hambre, tantos millones de personas como permanecen sometidas a la mayor dictadura, entre tantas como aún quedan, sin ningún margen de libertad para nada que se salga de la férrea disciplina, del vivir bajo el terror, que condiciona todos sus movimientos ya que no iniciativas porque iniciativas propias allí no caben, seguramente ni del propio jefe del Estado.

Acceda a la versión completa del contenido

La guerra de los coreanos

Diego Carcedo

Entradas recientes

Compartir piso por necesidad: el 11% de los inquilinos ya tiene entre 36 y 45 años

El estudio, elaborado a partir de los datos de depisocompartido.com, confirma que el fenómeno de…

11 horas hace

El alto el fuego en Gaza deja un campo minado: la ONU alerta del peligro de miles de explosivos sin detonar

El alto el fuego firmado entre Israel y las facciones palestinas permite que las organizaciones…

11 horas hace

Cinco meses de espera para una mamografía: la desigualdad del cribado en Madrid

La ampliación del programa a mujeres de entre 45 y 74 años supone un paso…

12 horas hace

La Dana golpea más a quienes menos tienen: el consumo de las rentas bajas crece la mitad que el de las altas

La Dana que golpeó la Comunitat Valenciana a finales de octubre de 2024 no solo…

13 horas hace

No solo la crisis de los cribados: los otros problemas en la sanidad andaluza (y que afectan a los niños)

El estallido de la crisis sanitaria de los cribados ha provocado un auténtico terremoto en…

14 horas hace

Wall Street marca un triple récord impulsado por la moderación de la inflación en EEUU

La sesión estuvo marcada por un tono claramente alcista. El Dow Jones de Industriales subió…

22 horas hace