Se está liando muy parda en Chipre porque, al parecer, el Gobierno necesita una buena cantidad de dinero si quiere evitar la quiebra del país. Y no se le ha ocurrido otra cosa, al citado Gobierno, que gravar los depósitos bancarios inferiores a 100.000 euros (también los superiores, claro).
Mi jefe opina que esta medida termina con aquella garantía de igualdad que se dijo hace unos años, cuando por activa y por pasiva se prometió que los depósitos bancarios inferiores a 100.000 euros, en cualquier lugar de la zona del euro, eran sagrados. No obstante, y aunque desde Berlín parecen no haber exigido nada esta vez, mi jefe no se fía y sigue acusando a los alemanes de haberla montado.
De hecho, el tipo ha comentado que en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, apoya la advertencia lanzada por el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva. Cavaco Silva alertó anoche a la UE de estar trazando «un camino muy peligroso» con la aplicación de una tasa sobre los depósitos.










