Mi jefe nos ha felicitado -se cuentan las broncas y también se cuentan los contados éxitos registrados, faltaría más- por acordarnos de Esperanza Aguirre con la que está cayendo en el PP, ahora que todo el mundo parece haber dado de lado a la buena señora.
Y es que el tipo no entiende muy bien por qué nadie va a Esperanza Aguirre, que tanto tuvo que decir en el Gürtel, y le pregunta por el ‘caso Bárcenas’ y tal. Una señora, cabe recordar, que tenía a sus asesores y consejeros espiándose mutuamente, cuando no pringados directamente, y que se dedicó a construir hospitales impagables en el cinturón rojo de Madrid con tal de rascar votos. A ver qué opina.
Por cierto, que no ha querido dejar pasar la oportunidad, mi jefe, de acordarse de Mariano Rajoy, que hoy ha vuelto a protagonizar una salida estelar por la puerta de atrás del Hotel Ritz. Dice que le parece indignante que su presidente del Gobierno -«que como Mariano Rajoy haga de Spiderman, si le da la gana, pero como mi presidente del Gobierno no»- tenga tan poca vergüenza de hacer este tipo de vainas.










