¿Será Bankia el principio del fin de Deloitte?

Detrás de la cortina

¿Será Bankia el principio del fin de Deloitte?

La pregunta, ¿retórica?, se plantea desde hace tiempo en ciertas mesas y manteles de los ambientes financieros madrileños. Y suele aparecer en esos momentos de sobremesa, en los que la rumorología variada, se confunde con el repaso de la información reciente y aparecen en la conversación las historias más peregrinas. Entonces, siempre hay alguien que suele plantear a los otros comensales, la posibilidad de que el 'caso' Bankia suponga el final de la poderosa auditora Deloitte.

Hay quien luego se atreve a incidir sobre la misma cuestión con el recordatorio, en forma de frase hecha, de que 'torres más altas han caído'. Y, ya después, se plantea esa extraña relación de la compañía protagonista de la historia con las cuentas del banco que impulsaron Caja Madrid y Bancaja. Uno de los 'culebrones' de más éxito entre las ficciones político-financieros que permiten pasar el rato a los comentaristas de salón ociosos.

El argumento es conocido. Deloitte avaló unos números que hicieron posible una de las salidas a bolsa más polémicas, controvertidas, y ruinosas para los minoristas, que han tenido lugar en los mercados financieros durante los últimos años. Y sólo unos meses después, se negó a firmar otras, por una serie de discrepancias, en un movimiento que, ya con Mariano Rajoy en La Moncloa, precipitó la salida de Rodrigo Rato de la presidencia de Bankia.

El cambio, según los peor pensados que, por supuesto, consideran innecesario aportar argumento alguno, fue demasiado repentino y no ha sido suficientemente explicado. Y, en eso, coinciden, quienes se sitúan a favor y en contra de las responsabilidades del equipo gestor de Rato en la debacle. Pero, además, esta no es la única zona de sombra que genera incertidumbre y suspense en el relato.

Está también el hecho de que una tesis recurrente en las defensas desarrolladas en los tribunales por los consejeros de Bankia que han declarado como imputados, es precisamente, que ellos estamparon sus firmas en aquellos documentos bajo sospecha porque confiaban en el trabajo que había realizado Deloitte. Y, con independencia, de que tal supuesto no les exime de su propia responsabilidad en los hechos, sí que sitúa el centro de atención en la auditoria.

Y ya se sabe. Es cierto, como decíamos antes, que 'torres más altas han caído'. Por ejemplo, como recuerdan rápidamente algunos, nadie se hubiera podido imaginar, a la altura del año 2002, que la implicación de Arthur Andersen en el 'caso' Enron iba a provocar el cese de las actividades de aquella poderosa compañía de Chicago y el fin de un mundo, en que la supervisión privada de las cuentas empresariales correspondía a alguna de aquellas 'cinco grandes' firmas, cuyos nombres imponían respeto sólo por el hecho de ser pronunciados. Y pasó. Por cierto que en España, tras el cese de actividades, los auditores de la legendaria empresa se integraron, precisamente, en Deloitte.

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