Categorías: Opinión

La espantada

Aunque Artur Mas y sus hoolligans la están propiciando, todavía no hay la espantada de empresas de Cataluña que algunos de sus líderes y habitantes propiciarán si avanzase el lío inconmensurable de una independencia que mírese por donde se mire no puede traer más que perjuicios para todos los implicados. Los primeros, los catalanes, independentistas y españolistas, que tendrían que pasar por un proceso de aislamiento y consecuencias imprevisibles, sobre todo económicas; luego para España, que obviamente, al quedar mutilada perdería peso internacional y capacidad financiera, y finalmente para Europa. La Europa que tanto le llena la boca al presidente de la Generalitat, que nada, absolutamente nada, ganaría con un conflicto como el que tendrían que abordar sus miembros y responsables.

Hay algo que tanto Mas como sus seguidores olvidan y es que si Cataluña ofrece algunos datos macroeconómicos superiores a los de otras regiones es gracias al mercado cautivo que su industria y su comercio tienen en el resto de España, un mercado que no hace falta ser muy perspicaz para intuir que se volatilizaría sin necesidad siquiera de que nadie desde Madrid sugiriese un boicot a determinadas marcas y productos. Ya ocurrió una vez reciente, como algunos empresarios recuerdan muy bien y, con más razones, volvería a ocurrir si de pronto se estableciesen esas fronteras que separan a los terceros países de los que integran la Unión Europea, a la que es evidente que ni Cataluña ni ningún otro territorio pasarían a incorporarse de forma automática.

Tardaría años, bastantes, en poder ver cumplida la falsa promesa que Artur Mas, sin escrúpulos en la administración de la verdad, está haciendo a sus conciudadanos. Entrar a formar parte de la Unión Europea requiere negociaciones arduas y no tropezar con el veto de ninguno de los países que ya son miembros, entre ellos España, ahora mismo 27 y dentro de unos meses, 28. Encajonada entra una España lógicamente resentida del desplante y de una Francia centralista y temerosa de que los malos ejemplos cundan, Cataluña independiente podrá permitirse algunos despilfarros de Mas ejerciendo de prematuro jefe de Estado por ahí afuera, como ya anticipó la semana pasada en Moscú, pero sus habitantes seguro que acabarían enterándose enseguida de que hay caprichos de algunos líderes sedientos de pompa y gloria que se pagan muy caros.