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…Y los estímulos para el crecimiento, ¿dónde están?

La exigencia de fe que realiza el Gobierno en los efectos benéficos que tendrán sus recortes en un futuro indeterminado sobre la economía española, lejos de resultar tranquilizadores contribuyen a encender aún más los ánimos.

No hay que ser un experto en economía, ni mucho menos, para entender, por ejemplo, que las medidas que se han tomado en la función pública suponen rebajas en los costes, pero, a la vez, tendrán como consecuencia la supresión de contratos laborales en una espiral que, sin duda, va a contribuir aún más al incremento del paro.

Este no es un caso aislado. El problema es que comparte características con muchas otras medidas adoptadas en el histórico Consejo de Ministros del viernes 13 de julio en que se aprobó el mayor recorte social de la historia de España. De forma inconexa, quizá en aluvión, pero con ese mismo hilo director que conduce inexorablemente a un aumento de la destrucción de empleo que probablemente elevará la cifra de españoles sin trabajo hasta guarismos nunca vistos.

Y, a cambio, no hay ninguna medida entre las aprobadas que pueda cambiar esta situación, o al menos sembrar alguna esperanza para el futuro, porque no se establece ningún estímulo económico que pueda servir para dar un giro al lento derrumbre en el que se va a sumergir la economía española, aunque sea a largo plazo..

Como hizo Zapatero, Rajoy también insiste en que tiene que dejar a un lado su programa político para salvar a España. ¿Terminará también como él anticipando elecciones y retirado de la política? El tiempo lo dirá.