Después de tanto oír hablar del binomio recapitalización de la banca española y salvación del euro, yo esperaba que el rescate que el Gobierno de Rajoy ha pedido este fin de semana a Europa hubiese servido para algo. Por eso, me ha chocado mucho que todo siga igual. O peor, incluso. Que se lo digan a la prima de todos (la de riesgo).
He buscado el sabio consejo de mi jefe, que de estas cosas sabe más que yo, y me ha explicado que no tiene nada de peculiar. Sí, este rescate que impulsa la banca alemana, conseguirá que el FROB, que es quien recibirá el dinero, “garantice que los bancos españoles devuelvan su deuda”, pero es que ahora resulta que la banca española no es el único peso en los pies del euro.
Y es que “las autoridades europeas no están siendo capaces de solucionar sus problemas”, ni con Grecia ni con Italia ni con España, me ha dicho mi jefe. Lo que no me cabe en la cabeza es cómo se ha llegado a esto, ¿ha sido una falta de regulación, de supervisión?
En eso, mi superior ha sido más que categórico: “Es una falta de todo”. Y ahora, Europa tiene hacer “lo que sea” para solucionar este entuerto, caiga quien caiga. Sin acritud.
