Que las cajas de ahorros están completamente politizadas no es algo nuevo, a pesar de la reestructuración a la que se ha sometido el sector durante los últimos tres años. Sí es más extraño que los diferentes partidos se lancen ‘los trastos a la cabeza’ a través de representantes pertenecientes a sus adversarios.
Algo parecido ha ocurrido en Bancaja, sumida en la más absoluta incertidumbre ante la marcha de su presidente, José Luis Olivas, y la más que posible desaparición de la entidad, obligada a constituirse en fundación especial.
En la reunión del consejo de administración en la que Olivas presentó su dimisión, se dio la circunstancia de que el abogado y exalcalde de Castellón por el PSPV Antonio Tirado logró el apoyo del PP y el presidente de la Generalitat para alcanzar la presidencia. Sin embargo, el bloque socialista en la caja propuso a José María Mas Millet, vinculado al PP.
Al final, la falta de consenso hizo que ambos retirasen su candidatura, aunque Tirado será presidente de forma interina los próximos dos meses.