El pasado viernes el consejo de ministros anunció que dos entidades independientes valorarían las carteras crediticias de los bancos españoles, en un último intento por restaurar la confianza de los inversores internacionales.
Sin embargo, más allá de las consideraciones de lo que supone contratar a dos detectives privados supuestamente independientes para hacer un trabajo que debería ser para el Banco de España, según señalan ahora algunos observadores del sector, el momento elegido podría no ser el mejor.
Algunos expertos destacan que los auditores externos no sólo se limitarán a analizar el ladrillo en los balances de las entidades, sino también la totalidad de sus carteras de crédito, muy deterioradas tras cuatro años de una intensa crisis. De este modo, se podrían generar aún más dudas sobre el sector financiero español, precisamente lo que se intenta evitar.
