Los entrenadores, directivos, futbolistas y demás gente que está metida en el mundo del fútbol, utlizan la tristemente famosa frase «yo no hablo de los árbitros», y digo tristemente porque sin excepción todos lo que la han dicho, mienten.
Se podría ser más honesto y decir, «yo no habló de los árbitros, siempre que no me perjudiquen» o «yo no habló de los árbitros, siempre que gane». Porque en el momento en que las cosas van mal todo el mundo mira hacía los mismos, sin tener ni un mínimo de pudor, olvidándose que hoy en día todo está grabado.
Pero claro, en el momento que se les pinta la cara mostrándoles lo que han dicho anteriormente, y lo que están haciendo en ese instante en que se sienten robados por el estamento arbitral, siempre les queda otro de sus principales argumentos «eso es una interpretación malintencionada de la prensa para vender periódicos».
Está bien saber el poder para ganar y perder partidos que tienen dos de los grupos de profesionales que viven en el mundo del fútbol, y que menos ganan. No logro entender porque les pagan una millonada a tantos futbolistas y entrenadores, si con un becario sin escrúpulos y un árbitro despistado se puede ganar una liga.
Sinceramente tendrían que pensar un poco en ser más honestos, supongo que para algunos es mucho pedir, se tiran demasiado tiempo eligiendo peinado o buscando excusas, que también debe de ser muy importante para ganar partidos.
Que ingenuidad la de otros que piensan que el fútbol era un deporte donde el que se lleva la victoria es el que más goles mete en el campo, de los que van al campo o se ponen delante de la tele todos los fines de semana para ver algo que parece estar decidido en un despacho o en una redacción.
