El ex-bajista de Pink Floyd y multimillonario compositor Roger Waters está de gira por Sudamérica y sus polémicas declaraciones, más propias de un ‘indignado’ que de un veterano ciudadano inglés, han dado la vuelta al mundo. Lo malo es que hay quien cree, algunos analistas malintencionados, que su nueva imagen polémica tapa la inanidad de una oferta musical anclada en el pasado.
Según esta versión, Waters exprime en esta gira, por enésima vez ‘The Wall’, el famoso muro compuesto hace 30 años. Y poco más. Sus creaciones posteriores a la banda que le proporcionó la fama y los millones no han dejado rastro. Por eso necesita forjarse una identidad rejuvenecida que le aporte visibilidad para llenar los estadios.
Los guiños al público potencial son constantes. En Argentina, por ejemplo, dijo que las Malvinas no eran británicas y en Chile le ha contado a la prensa que quiere entrevistarse con Piñera para hablar de las demandas de los movimientos sociales juveniles. En fin, todo un catálogo de ‘indignación’ de nuevo cuño al que también ha sumado críticas a las leyes de derechos de autor restrictivas que bloquean la libertad de la Red.
¿Puede ser auténtico en sus opiniones el mítico bajista? Quizá sí. Al menos, no le sucede lo que al ministro de Cultura español J.I. Wert. Un político que ‘está loco por Adele y Russian Red’. Dos artistas ‘anglosajonas’…Este sí que es moderno. ¿Conocerá el buen hombre a algún grupo que cante en euskera? ¿Le gustará la música en castellano?
Obviamente para ser el responsable de un sector como este en el Gobierno de España solo hay que estar al día y tener buenos asesores que le expliquen a uno lo que le gusta a la juventud. A la de derechas, no a los violentos esos de Valencia que se expresan en un español bastante clarito. Eso es lo malo. Que se les entiende todo. Quizá a Wert le convendría contratar al manager de Waters.
