Tal vez François Hollande pierda ante Nicolas Sarkozy, o incluso ante Marine Le Pen, pero el inicio de su campaña electoral ha marcado un regreso a los postulados de la izquierda clásica que entusiasma a los ‘viejos socialdemocrátas’ de Europa.
Esto es lo que era, parecen decir, mientras intentan olvidar a Tony Blair o Gerard Schröder, los líderes que consiguieron devolverles el poder, tras una etapa de absoluto dominio conservador, pero les robaron el alma y les condujeron hacia la hecatombe.
Falta ver si estas propuestas encuentran eco en una juventud desorientada que quizá crea en ellas, pero no en los líderes que prometen llevarlas a cabo. Sobre todo porque las siglas de algunos de estos partidos han dejado de evocar una alternativa de progreso social, para convertirse sólo en una alternativa de poder.
Cambios de gestores para llevar a cabo la misma política económica. La misma que ha arruinado a todo un continente y amenaza con empobrecer al mundo. Pero, no por supuesto a Tony Blair o a Gerard Schröder.
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Hollande quiere ‘enterrar’ a Blair y Schröder
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