Mitt Romney, el probable candidato republicano a la Casa Blanca paga aproximadamente unos impuestos equivalentes a un 15% de lo que ingresa cada año. O al menos eso es lo que ha declarado a la prensa estadounidense, tras una intensa presión al respecto.
Barack Obama, el presidente de EEUU paga un 26%. La clave reside en que el primero obtiene sus actuales retribuciones gracias a las ganancias de capital y el segundo recibe un sueldo. Esa descompensación, aún mayor si se considera el porcentaje que paga un ciudadano medio se ha convertido en la última gran baza electoral de los democrátas progresistas contra los republicanos más conservadores.
Y, es más que probable, que la idea sirviera igualmente en otros países. España, sin ir más lejos. Sólo que ese asunto nunca ha estado sobre la mesa en realidad. Ni cuando gobernaba el PSOE, ni ahora con el PP, ha existido un planteamiento real de que pague más el que más gana. Por el contrario a los que más ganan se les deja pagar menos.
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