Un buen motivo para no odiar a las ratas

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Un buen motivo para no odiar a las ratas

Hoy los protagonistas de esta sección son los roedores. Por goleada. Y es que leo que un hombre que tenía 94 hámsters decidió finalmente entregarlos a un albergue de animales en Massachusetts (EEUU) porque ya se estaba quedando sin espacio en su apartamento. Algo que nos resulta fácil de imaginar. Al parecer, el individuo, que no se quiso identificar, empezó a criar estos animalitos hace cinco años y como se reproducen tan rápido…

Eso es lo malo que tienen los roedores, por lo que se nos ponen los pelos de punta al leer que se ha vuelto ha encontrar una rata gigante en Nueva York. Han sido los empleados de una famosa franquicia de calzado deportivo los que han encontrado un roedor enorme muerto en el almacén de uno de sus locales del Bronx. Lo que ha desatado la alarma, ya que no es la primera vez puesto que hace tres años se encontraron varios ejemplares de gran tamaño en un barrio residencial neoyorkino. Las autoridades creen que podría tratarse de una ratas de Gambia que puede alcanzar un metro de longitud y que se pusieron de moda como mascotas en EEUU, pero que como suele ser habitual en estos casos acabaron siendo abandonadas por sus dueños.

Tras leer estas dos noticias he recordado que desde 2009 se están llevando a cabo distintos experimentos y estudios destinados a conseguir electricidad con la energía que generan los hámsters al correr incesantemente en sus ruedas. Y digo yo que si unos pequeños ratones puede generar energía como para cargar un móvil qué no se podría hacer con esos súper roedores de Gambia. Ahí lo dejo. Es una idea.

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