Pasa en muchas familias que cuando uno de los miembros se dedica a algo, otro le siga los pasos. El deporte no es menos y claro empiezan a aflorar las odiosas comparaciones, y cuando es entre hermanos siempre suele haber uno que no sale bien parado.
Pero nos encontramos con Marc Gasol, que juega al mismo deporte, en la misma posición y en la misma liga que su hermano, Pau uno de los mejores jugadores europeos de la historia. Marc ha conseguido algo casi más dificil que ganar la NBA, no ser considerado el hermano malo.
Con un estilo propio, con un carácter que le ha hecho un jugador diferente que aguanta cualquier tipo de comparación. A nadie se le escapa que Pau está un paso por delante, pero a Marc se le juzga por todo lo bueno que está haciendo sin mirar su apellido, y aparte de lo gran jugador que es, eso es algo a la altura de pocos.
Por poner ejemplos de porqué existe esta leyenda del hermano malo, ese que siempre vive a la sombra del otro, podemos hablar de los hermanos Schumacher, uno quizás el mejor piloto de fórmula 1 de la historia, Michael, el otro quizás el más violento y patoso, Ralf.
En ciclismo tenemos a los hermanos Indurain, donde Miguel es una leyenda, y Prudencio incluso aparecía en las primeras plazas del pelotón para que pareciera que Miguel andaba por allí. Hasta
siendo gemelos comos los Schleck, hay un hermano malo, en este caso Frank corre para que gane Andy.
Volviendo al baloncesto, los hermanos Petrovic, uno siempre será recordado uno de los mejores jugadores europeos de la historia, Drazen, otro Alexander no será recordado ni en su etapa como entrenador.
Seguro que se me olvidan muchos, pero quien no creo que se me olvide, es Marc Gasol, porque no es su apellido lo que más pesa, sino su manera de interpretar el juego y ejecutarlo, que no hace recordar en nada a la de su hermano.
