Se llama Len Blavatnik, es tan ruso como estadounidense y está a punto de convertirse en el dueño y señor del negocio discográfico mundial. El pasado verano se compró Warner y ahora está a punto de sumar a su recién estrenado imperio a la Emi. Y todo ello por el módico precio de 5.000 millones de dólares. Los 3.000 que pagó por Warner y los 2.000 que abonará por la casa de discos que hizó famosos a los Beatles.
Blavatnik tiene conexiones con los ‘oligarcas rusos’ y, en algún momento hasta fue considerado uno de ellos. Ha destacado como filántropo y financiador de algunas entidades culturales de élite y tiene participaciones en el negocio petrolero, a través de una filial de BP en Rusia.
Pero Blavatnik se hizo famoso en Gran Bretaña hace un par de años cuando una de sus empresas dejó sin pagar un macrocrédito que le había concedido el Royal Bank of Scotland.
Salió indemne del lance y ahí sigue, dispuesto a convertirse en una figura imprescindible para la cultura mundial.
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