Hace tiempo que las autoridades alemanas eligieron a España como el país perfecto para exaltar los peores instintos nacionalistas de sus potenciales electores.
Están por determinar los motivos de esta efectiva asociación de ideas. Quizá no han superado la victoria de la ‘roja’ en las semifinales del campeonato del mundo de fútbol. Quizá quieren tratar como iguales a quienes fueron emigrantes que realizaban en aquel país trabajos muy poco cualificados.
O quizá es por el enfado de algunos jubilados que han visto depreciarse los pisos que compraron en la costa.
Pero no hay mejor ejemplo que el del país del sol para que los teutones odien inmediatamente a esos vagos del sur de Europa a los que no piensan pagar las deudas.
De ahí que cuando hubo una alerta alimentaria que causó muertes echarle la culpa a los pepinos españoles fue la primera opción. Y si hay que recapitalizar con dinero de los contribuyentes a la insolvente banca teutona, lo mejor es decir que el mayor agujero del sistema está en España.
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