Coser y cantar

Opinión

Coser y cantar

Camps no consiguió demostrar que había pagado sus trajes, (a pesar de que afirmó en sede parlamentaria que lo había hecho), pero sí ha logrado ser el candidato a la Generalitat. Camps todo lo puede, desde inventar facturas a doblegar voluntades. Más que ante un líder político estamos ante un mago de la hipnosis que consigue sus propósitos a distancia, por eso tiene a Rajoy convencido de algo que en el fondo no acepta.

Camps al final del callejón se muestra sobreactuado y sudoroso, de ahí que afirme que es el político más valorado en la historia de la democracia occidental. Eso ya no es política, es el Club de la Comedia, después de escuchar esas palabras tendrían que sonar unas risas enlatadas. Ni Rita Barberá le ha secundado esta vez.

En caso de llegar Rajoy al Gobierno ya tendría al mejor candidato para Ministro de la Felicidad, (un paso más allá de la Igualdad), nadie como Francisco Camps para estar encantado de haberse conocido, feliz de sus hechos, en absoluto arrepentido y con un pecho de lata a prueba de fiscales.

Camps cree que los votos redimen las faltas y ese error le puede llevar a sentarse en el banquillo en plena campaña electoral, aunque vaya usted a saber si quizá es lo que busca. Los entusiasmos los carga el diablo, crecen sin que nadie los ampare y estallan cuando menos se espera.

Camps tan pancho, como si el que nunca hubiera tenido a un amigo con bigote.

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