La llegada del otoño acostumbra a traer emociones fuertes a los mercados financieros mundiales como demuestra el hecho de que algunas de las fechas más luctuosas registradas en su historia coincidan con el advenimiento de esta estación. Un buen ejemplo de esta poco bienvenida tradición sería la semana transcurrida entre el jueves viernes 18 de octubre y el jueves 24 de octubre de 1929, fecha en que se produjo el mayor crash bursátil de la historia. También entraría en este cuadro de honor el lunes 19 de octubre de 1987, jornada en la que el índice Dow Jones registró una caída del 22,6% que, todavía hoy, es la mayor de su historia.
Tal es así que, para algunos expertos, el hecho de que la quiebra de Lehman Brothers se produjera un 15 de septiembre, en este caso de 2008, no es más que una anticipación de un par de semanas sobre este contrastado calendario de desastres. Habrá que cruzar los dedos. De momento, el recién nacido octubre ha traído al primer plano alguna amenaza latente y varios sobresaltos poco agradables. Sobre todo en Europa.
