¡Será por agua, coño!

Opinión

¡Será por agua, coño!

A ver si va a tener razón el primo de Rajoy… porque cambio climático, todo el que ustedes quieran, o quizás no tanto, vaya usted a saber, pero escasez de agua, ¡para nada! Esta primavera que no nos vengan con la turra de que hay que bañarse poquito, que hay que mear en la ducha y ahorrar tirones de la cadena, que hay que dejar vacías las piscinas y no regar las plantas hasta que los jardines se agosten y los campos de golf se deserticen. Llevamos el invierno más lluvioso de los últimos cincuenta años, por si alguien camuflado bajo el paraguas todavía no se ha enterado, y da la impresión de que los chaparrones no se han despedido aún. Los embalses, que un tiempo atrás parecían irrecuperables, se encuentran al 77 por ciento, es decir, casi al máximo; unas horas de orbayu más y habrá que empezar a entreabrir las compuertas de los aliviaderos para que las presas no revienten. Hay crisis y todos los males que argumenten por ahí, pero agua en 2010 sospecho que no va a faltarnos por mucho que la pertinaz ataque en el verano. Ya escuché decir, «¡será por agua, coño!». Y es una alegría saber que no pasaremos sed y que para no pasar sed podremos beber agua a borbotones y no tener que inflarnos a beber vino, que por cierto, también sobra, pero que a la mínima nos nubla la vista, nos quita puntos y si nos descuidamos nos obliga a viajar en bicicleta.
El campo está encharcado y los ríos bajan con caudales que no se recuerdan. Los agricultores ya no se quejan por falta de agua para los cultivos de primavera ni demandan rogativas a los párrocos; si acaso de quejan porque ha llovido demasiado, lo cual tampoco es bueno para la tierra, y porque, ya se sabe, que a gusto de todos nunca llueve ni ha llovido ni lloverá. El punto exacto no está tomado.

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