Categorías: Opinión

Escuela Kennedy

La Venezuela positiva que llegará en algún momento valorizará ampliamente la iniciativa. La Escuela es referencia mundial de excelencia en investigaciones y formación en temas de gobierno, junto a la ENA francesa. Su Centro de Desarrollo Internacional, de amplia acción en el mundo, es dirigido por el destacado economista venezolano Ricardo Hausmann y acoge a varios nacionales más. En este momento, el afamado centro de Harvard avanza un proyecto para el diagnóstico y el levantamiento de información sobre seis asuntos de la terrible situación nacional venezolana. Muy interesante iniciativa.
 
Diversos asuntos del peculiar manejo fiscal actual; la injustificable situación de la industria petrolera; la terrible situación social; el sistema bancario; la relación entre política cambiaria, precios y situación social y el entorno empresarial son algunos de los temas sobre los cuales acopia y organiza información y avanza diagnósticos. Temas imbricados entre ellos, por cierto.
 
La Venezuela positiva que llegará en algún momento valorizará ampliamente la iniciativa. El demencial manejo del régimen en la acción del Estado, la destrucción o perversión de las instituciones estatales de información y documentación, la falta de contrapesos institucionales válidos y otras anomalías del desastre de lo público en estos tiempos encuentran un ojo avizor en un medio ad hoc como el que avanza el CID.
 
Buena parte de lo que se deba decidir para arrancar un nuevo ciclo podrá apoyarse en la trama de asuntos diagnosticados, de los que se podrá disponer de información útil. En nuestro caso, nuestra plantilla para el diagnóstico económico nacional puede avanzar hacia una mayor precisión específica de la problemática. El conocimiento de las fallas institucionales, la situación de la micro y la macroeconomía, la trama de instituciones y procesos para una política industrial y el nivel de capacidades del Estado para la tarea económica se beneficiarán mucho de lo producido en el proceso citado.
 
A otros –ojalá que también el Proyecto- nos tocará valorizar lo disponible para alimentar los específicos procesos de decisión estatal y gubernamental en el despliegue del proyecto nacional que se asuma. Ojalá que para la trascendencia y el éxito nacional permanente. Algunos querrán volver a los “barros que nos trajeron estos lodos”. Son las “viudas” del pasado. Por nuestro lado, aspiramos a una refundación y relanzamiento del país, orientado por la metáfora de la Transición a la Democracia y el Mercado. Y descubrimos en el proyecto asideros para asumir el reto.
 
Por ejemplo, entre sus asesores se encuentra Erik Berglöf, un economista sueco, con amplia y creativa relación de muy alto nivel con el tema de la transición al mercado y con diversas iniciativas en el campo de las reformas, tema central de las transiciones, tanto políticas como económicas. Además, El Centro tiene trayectoria en un tema que de medular importancia en nuestro diagnóstico: la necesidad de un “Estado capaz”, basamento indispensable para una acción nacional efectiva.
 
En el contexto de nuestra propuesta son importantes temas que, pese a su mención de pasada o la poca referencia en lo conocido del Proyecto; sin embargo, importan mucho: la nueva trama institucional nacional y la política productiva; esta última, en nuestro enfoque, un tema mesoconómico -y no solo microeconómico-, medular. De igual forma, líneas que no observamos en la rápida revisión del proyecto y el Centro: los sistemas económicos comparados y los modelos de dominación política, de necesarísima consideración en la Venezuela que pese a siglos de historia, sigue anclada en los mismos modos que vinieron en las naves de Colón: el mercantilismo (el poder económico del Estado) y el carisma (la sobredimensión del líder).
 
Venezuela debe felicitarse por la acometida del proyecto referido. Podría ser un muy útil vector de modernidad para la pobre dialéctica profesional en el campo de lo público. Estamos atiborrados de ideas y prácticas predemocráticas y realidades premercado que queremos mostrar como avances, sin serlo. Eso tiene que cambiar. Así no alcanzaremos el éxito que espera por nosotros.
 
Santiago José Guevara García
sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1

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