Renovables, entre la desesperación y la esperanza

Tribuna Especial 25 Aniversario

Renovables, entre la desesperación y la esperanza

José Miguel Villarig, presidente de la Asociación de Empresas de Energías Renovables-APPA

Comienza una nueva legislatura con un nuevo Gobierno, con un nuevo Ministro de Energía, que debería poner en marcha los postulados enunciados por el presidente Rajoy Durante su asistencia a la Convención Macro de las Naciones Unidas para la lucha contra el cambio climático (COP 22), celebrada en Marrakech del 7 al 18 de noviembre, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy manifestó lo siguiente: “España está plenamente comprometida en la lucha contra el reto medioambiental”. “Se trata de pasar de los acuerdos de París a la acción para lograr así entre todos hacer más saludable la vida en el planeta». “Una de las primeras decisiones de mi Gobierno ha sido poner en marcha el proceso de ratificación del Acuerdo de París”. «España está en la senda de cumplir los objetivos marcados para el año 2020 y ya se trabaja para alcanzar los fijados para 2030”. «Para ello, mi nuevo Gobierno impulsará una Ley de Cambio Climático que recoja todos los compromisos e instrumentos necesarios para que la economía española pase a ser una economía baja en carbono, crezca y cree empleo».
 
Las declaraciones no podrían ser más esperanzadoras para el sector de las energías renovables si no conociéramos de primera mano la realidad que vive el sector en España, que está muchísimo más cerca de la desesperación que de la esperanza. Desde hace bastantes años, desde APPA venimos denunciando la paradoja de los diferentes Gobiernos españoles sobre su posición ante las energías renovables. Todo han sido alabanzas y “apuestas decididas” cuando nuestros mandatarios han viajado y han hecho declaraciones fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, las políticas que han venido poniendo en marcha en nuestro país decían todo lo contrario. El resultado es que el sector de las energías renovables atraviesa la peor crisis de su historia y no atisba ninguna señal por parte de nuestros gobernantes de que la situación pueda cambiar en el corto plazo.

Comienza una nueva legislatura con un nuevo Gobierno, con un nuevo Ministro de Energía, que debería poner en marcha los postulados enunciados por el presidente Rajoy y sacar al sector renovable de la situación de parálisis en la que se encuentra. Ésta ha sido fruto, entre otras decisiones de gobiernos anteriores, de la política energética llevada a cabo por el Partido Popular desde su llegada al poder, con la moratoria renovable de enero de 2012 y la posterior reforma eléctrica, que no solo no han fomentado las renovables sino que han frenado en seco su desarrollo. Sobre la base errónea de culpar a las renovables de ser causantes del déficit de tarifa, el Ministerio de Industria, ahora de Energía, las convirtió en las grandes damnificadas de sus decisiones, hasta el punto de aplicarles recortes de 4.500 millones de euros entre 2014 y 2015, un 30% menos sobre la remuneración prevista. Darle la vuelta a la situación requiere de un cambio radical en la política seguida hasta el momento, si como todos los países reunidos en París y Marrakech, entre los que se encuentra España, han convenido en que “las energías renovables pueden ser la llave del liderazgo económico del siglo XXI”.
 
Las energías renovables son un sector estratégico de las diferentes economías y una herramienta fundamental en la consecución de los acuerdos sobre cambio climático. Además, las renovables son ya tecnologías de generación sostenibles, tanto medioambiental como económicamente, que están compitiendo y ganando la gran mayoría de los concursos internacionales de generación eléctrica a las energías fósiles. Sin embargo, mientras las renovables se desarrollan en todo el mundo, hasta el punto de que en 2015 se instalaron 150.000 nuevos MW renovables, en España permanecen estancadas, como prueba el hecho de que en los dos últimos años tan solo se hayan instalado 70 MW.
 
No obstante, a pesar de la paralización del sector en nuestro país, su peso en la economía española sigue siendo muy importante como demuestran los datos recogidos en el “Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2015”, editado por octavo año consecutivo por APPA. Según el este Estudio Macro, las energías renovables aportaron al PIB español en 2015 un total de 8.256 millones de euros, lo que representa el 0,76% del mismo, lejos, no obstante, del 1,02% alcanzado en 2012.
 
Las energías renovables, asimismo, contribuyen de manera directa a reducir nuestra altísima dependencia energética, que alcanza el 73%. El sector renovable registró el año pasado una balanza comercial positiva de 2.511 millones de euros, cuando la balanza energética española registró un déficit de 26.000 millones. La competitividad de nuestras empresas de renovables tiene su base en un esfuerzo continuado en innovación, capítulo al que en 2015 dedicó 230 millones de euros. Esta cifra, que representa el 3,41% de su aportación al PIB, es muy superior a la media de las empresas españolas (1,20%) y a la de las empresas europeas (2,03%).
 
En lo que a empleo se refiere, las energías renovables dieron trabajo en 2015 en España a 75.475 personas, registrando un aumento en el mismo después de tres años de caída aunque muy lejos de los 142.940 puestos de trabajo que el sector alcanzó en 2008. Esto demuestra el enorme potencial de este sector en cuanto a la creación de empleo de calidad y diseminado por toda la geografía española, como corresponde al carácter distribuido de la generación renovable.
 
En la aportación de las energías renovables en la lucha contra el cambio climático, hay que destacar que el sector español de renovables evitó en 2015, a través de la generación eléctrica, térmica y con biocarburantes, la importación de casi 20 millones de toneladas equivalentes de petróleo (tep) de combustibles fósiles, lo que generó un ahorro equivalente de más de 6.800 millones de euros. En esta línea, las energías renovables evitaron el pasado año la emisión a la atmósfera de más de 55 millones de toneladas de CO2, con un valor equivalente de 423 millones de euros.
 
Además de evitar la emisión de CO2, las energías renovables también evitan la emisión de otros gases altamente contaminantes y muy nocivos para la salud, como es el caso del NOx y del SO2. El sector eléctrico evitó en 2015 la emisión de 33,3 toneladas de NOx y 58 toneladas de SO2. Por su parte, el sector térmico evitó la emisión de 13,7 toneladas de NOx y de 13,5 toneladas de SO2.
 
Los datos son elocuentes y deberían ser muy tenidos en cuenta por el nuevo equipo de Gobierno. Por un lado demuestran la paralización del sector y por otro su importancia en la economía española y su aportación en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, las renovables en nuestro país necesitan un marco regulatorio estable y predecible sobre el que planificar su futuro. La normativa del Ministerio de Energía, fruto de una continua improvisación, sólo ha traído más y más incertidumbre al sector renovable.
 
El mundo camina rápido hacia una economía baja en carbono en la que se irán sustituyendo las tecnologías más contaminantes por fuentes de producción renovables competitivas. El sector renovable pide que los cambios que se realicen en la regulación actual se hagan con visión de futuro, de modo que no se dificulten o arruinen futuros desarrollos. Para ello, son necesarios planteamientos certeros que huyan de la improvisación y conseguir el máximo de consenso posible con todos los actores implicados en el sector. Es necesaria la reactivación del sector renovable, pero ha de llevarse a cabo de manera ordenada.
 
El sector renovable pide reiteradamente que se reduzca la alta fiscalidad a la que se ve sometido pues se da la paradoja de que la imposición medioambiental a quien más afecta es al sector de las energías limpias. El principio de que el que “contamina paga” debería ser el punto de partida y que la fiscalidad no sea simplemente recaudatoria, pues no da ninguna señal a la producción y al enfoque de desarrollos futuros.
 
Asimismo, el sector reivindica un papel creciente de todas las energías renovables en nuestro mix energético, que la rentabilidad razonable implantada por el Ministerio lo sea para toda la vida útil de los proyectos, que nuestro país se dote de unas interconexiones eficientes para favorecer la exportación de  energía renovable y que se siga apostando por la innovación como forma de maximizar la penetración de producción renovable competitiva.
 
Los objetivos medioambientales derivados de las COP´s de París y Marrakech, los compromisos europeos en materia de renovables y, claro, en línea con ellos los expuestos por el presidente Rajoy deberían marcar la senda de nuestro Gobierno en materia energética. Ello hará que el sector renovable en España pase de la desesperación a la esperanza.
 

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