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La “invasión” vendrá por aire

Cuentan testigos vivientes que con unos buenos binoculares, en días claros y despejados, se podía observar a la marinería sobre cubierta. En los años 60s, en aguas internacionales justo frente por frente al Malecón habanero, permanecía un buque de guerra norteamericano al que el pueblo cubano le cargó el sobrenombre del bobo enamorado porque no se movía ni por un minuto del sitio donde estaba anclado mirando hacia la ciudad. Cuentan testigos vivientes que con unos buenos binoculares, en días claros y despejados, se podía observar a la marinería sobre cubierta.

La función de ese buque se complementaba con la salida de varios cazas de combate estadounidenses en zafarrancho de combate de sus bases en La Florida hacia la isla. Del bobo enamorado entonces eran emitidas unas efectivas interferencias que borraban las pantallas de los radares cubanos situados en un lomerío al este de la ciudad.

Los jóvenes operadores de las TRT (Tropas Radiotécnicas) veían acercarse al enemigo, emitían la alerta a sus superiores y de repente se borraba cualquier referencia en la plancheta del radar soviético.

Ya luego en tierra, por la gracia tal vez de algún espía o desde el propio bobo, se comprobaba la reacción y despliegue de la fuerza aérea cubana y sus dotaciones antiaéreas que incluían poderosos misiles.

Casi sesenta años más tarde y por expresa decisión del Departamento de Transporte de EEUU, en coordinación con las autoridades locales, ocho aerolíneas civiles de esa nación volarán veinte veces desde setiembre a La Habana procedentes de diversas ciudades con notable presencia de cubanoamericanos y empresarios desde grandes hasta pequeños.

Sólo American Airlines se posará en el aeropuerto capitalino cuatro veces por día en viaje de ida y vuelta, a precios que pudieran oscilar en menos de 200 euros con sus barrigas repletas de equipajes y con ello cubrir la factura de la gasolina según un experto miamense consultado por este redactor.

Otros son los operadores de los radares civiles y militares que verán tal avalancha, otro es el contexto de relaciones entre Cuba y EEUU, del bobo enamorado sólo queda el recuerdo para algunos, pero de que se trata de una “invasión” nadie lo debe dudar a pesar de que el bloqueo o embargo sigue vigente y aún los gringos no nos pueden visitar como turistas.

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La “invasión” vendrá por aire

Aurelio Pedroso

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