Elecciones generales

Enterrando a Montesquieu

Todo podría volver a empezar. Creíamos, ingenuos como somos, que la democracia esta vez ya no tendría vuelta atrás. Todo podría volver a empezar. Creíamos, ingenuos como somos, que la democracia esta vez ya no tendría vuelta atrás. La separación de poderes que nos legó bien descrita Montesquieu (“Del espíritu de las Leyes”) está reconocida en la Constitución y mal que bien, nada es perfecto en política, cumplida por los gobiernos, parlamentos y jueces que se han venido sucediendo tras el final del franquismo. A lo largo de cuatro décadas poco habría que objetar, pelillos a la mar aparte. Pero, ya digo, nada es definitivo y en esta mediocre campaña electoral que estamos sufriendo han saltado amenazas explícitas de que a poco que los votantes se esfuercen el día 26, esto puede volver a cambiar.

Don Juan Carlos Monedero, ideólogo primero del chavismo y ahora de Podemos, el pensamiento andante a la sombra de Pablo Iglesias, propugna, si es que las meninges no le patinan de tanto estrujarlas, que los jueces dejen de ser independientes y pasen a convertirse en obedientes vasallos del Gobierno, modernamente absolutista, que será así quien dé las órdenes para detener, juzgar, condenar y poner en libertad, si le peta, a quienes desde la omnipotencia del nuevo poder que le parezca oportuno o… conveniente a sus intereses políticos. Igual que en los tiempos de la Dictadura, por cuya liquidación tanto se clamó. Enterradores para Montesquieu nunca han faltado.

El señor Monedero, que para más inri es profesor de ciencia política, parece que se percató de que se había columpiado anticipando ideas o proyectos poco electoralistas en una democracia y trató, como suele ocurrir en estas circunstancias en que Podemos tira del manual inculpatorio de sus adversarios, de cargarle el texto del desliz a los mensajeros que le escucharon y sobre todo a los periodistas que lo entrecomillaron. ¡Qué le vamos a hacer! En este oficio ya estamos acostumbrados. Pero, además, resulta que llueve sobre mojado y quienes mantienen buena memoria -y la mala leche necesaria para andar por esta vida-, recuerdan que esta ya fue una pretensión sorprendente de Podemos en sus negociaciones con el PSOE de unas semanas atrás.

Podemos quería formar un Gobierno de izquierdas en el que ellos mantuviesen el control del CNI, del CIS, de la Policía y Guardia Civil, y de la Judicatura. Los socialistas por eso no tragaron ni un minuto y los negociadores podemitas se apresuraron a ir rebajando la exigencia hasta dejarla en casi nada a pesar de lo cual, aquellas conversaciones fracasaron. Las conversaciones fracasaron pero por lo que se concluye, la pretensión, no. Si Podemos consigue mandar, volvería a reactivarse. Mientras tanto, ya sólo pensar que los futuros politólogos salidos de la universidad tendrá que aprenderse las lecciones del profesor Monedero, no puede por menos de inquietar, aunque sobre la libertad de cátedra ningún demócrata tenga reservas ni mucho menos intenciones aviesas.

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