Payasadas gringas

A la isla, provenientes de EEUU, están arribando muchos políticos y empresarios, entre otras aplicaciones. Gracias a Dios –y es un decir-, que casi todos los cubanos estamos inmunes a las gracias gringas salvo aquellas provenientes del cinematógrafo y protagonizadas por esos grandes que nos harán siempre reír.

A la isla, provenientes de EEUU, están arribando muchos políticos y empresarios, entre otras aplicaciones. Y resulta que entre políticos y empresarios se nos está colando en ocasiones algún que otro payaso con ínfulas de Casa Blanca o Wall Street.

Hace unos años, antes del 17D, fecha en que ya sabemos Obama y Castro decidieron reanudar relaciones diplomáticas, se nos apareció en el Hotel Nacional de Cuba, un émulo de John Wayne para contarnos en conferencia de prensa que él le había pedido bajo juramento a las autoridades cubanas que si de las poderosas ubres de sus vacas a vender no destinaban leche para hacerle helados a nuestros niños, entonces no iba el negocio.

Tan pésimo y ofensivo chiste fue como una patada testicular a las tres de la mañana en medio de un sueño donde uno estuviese a punto de tener en posición horizontal a Romy Schneider en sus buenos tiempos.

Y este caballero de hoy, el gobernador de Missouri, míster Jeremiah W. Nixon no se le pudo ocurrir o permitir mejor presentación que delante de sus micrófonos en un mueble confeccionado con maderas preciosas en el ya mencionado Hotel Nacional, fuera “protegido” por unos diez sacos de arroz cual nicho de ametralladora de la II GM.

Todo, porque su estado y la compañía productora del grano habían decidido donarnos 20 toneladas.

Detrás de tan desagradable puesta en escena, el humor criollo. De inmediato salta un colega y me dice que, “mira qué bueno, qué gesto tan noble de desprendimiento… ¿Y con qué vamos a acompañar ese arroz?
-Como los chinos –replicó otro.

Cuarenta y ocho horas estará en Cuba el Gobernador y su comitiva de unas 40 personas en una agenda muy cargada de visitas y entrevistas ministeriales y ojalá con poco tiempo para chistes o bromas.

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