Los ‘dueños’ del PSOE vuelven a apostar por el pacto con el PP

Detrás de la cortina

Los ‘dueños’ del PSOE vuelven a apostar por el pacto con el PP

Pedro Sánchez, atrapado por los intereses de los líderes históricos y la amenaza de la alianza entre Podemos e IU
Lo decía esta misma semana un prestigioso columnista y llevaba razón. Nadie sabe a qué va a votar si decide apostar por la papeleta del PSOE en las elecciones previstas para el próximo 26 de junio. Aunque, a estas alturas, algo sí parece seguro. En el caso, cada vez más posible, de que los socialistas obtengan ahora unos resultados peores que los que consiguieron en diciembre, Pedro Sánchez será desalojado de Ferraz a velocidad vertiginosa y quedará inaugurada la enésima bronca interna en el viejo partido del puño y la rosa.

Un grupo se mantiene en pie, a pesar de todo, gracias al voto de la nostalgia, pero que hace tiempo que dejó de tener un proyecto político propio, secuestrado como está por los intereses personales de sus líderes históricos y del conglomerado de intereses que se cree dueño del copyright. A estos señores, bien conocidos por todos ustedes, no parece importarles demasiado lo que suceda finalmente con este partido centenario.

Entre otras cosas porque saben perfectamente que no lo es. Y que nunca lo fue. Que el PSOE que todos conocemos hoy, el que surgió en el famoso Congreso de Suresnes en el que fue entronizado Felipe González, nada tenía que ver con aquel que fue fundado por unos cuantos activistas de izquierdas en mayo de 1879, en la Casa Labra, una taberna que todavía sigue abierta y que está muy cerca de la Puerta del Sol en Madrid.

En absoluto, amigos. Este PSOE es, según creen, de su absoluta propiedad. Fueron ellos quienes ‘adquirieron’ unas siglas que ya no significaban nada, la única izquierda que sobrevivió y dio la cara durante el franquismo era la que se articulaba alrededor del PCE, canalizaron hacia la marca financiación e influencias y la utilizaron para cambiar la cara de España hasta conseguir como dijo, o se dice que dijo, el ínclito Alfonso Guerra que no la “reconociera ni la madre que la parió”.

A ellos, y a nadie más, les correspondería, por lo tanto, el mérito de haber modernizado este país. A cambio claro ‘cobraron’ la factura correspondiente y se situaron en las posiciones de poder que ahora ocupan y de las que no están dispuestos a ser desalojados por ninguna banda de desarrapados ni ninguna movilización popular.

Algunos conspiradores madrileños, esos que hablan por hablar y jamás disponen de prueba alguna que sirva para contrastar la veracidad de lo que dicen, aseguran que el Grupo Prisa y sus publicaciones ejercen desde siempre de portavoces de este poderoso ‘lobby’ en activo desde hace más de cuarenta años y que, justamente ahora, cuando en su accionariado figuran como partícipes destacadas algunas de la grandes empresas españolas, esa condición de brazo ideológico y canal de propaganda y agitación que siempre han tenido medios como ’El País’ o la Cadena SER ha adquirido una importancia aún mayor.

Cierto que Internet y las nuevas publicaciones y canales de intercambio de noticias le han restado poder, pero con el que conservan, centrado sobre todo en la influencia que aun ejercen sobre la muy nutrida y económicamente poderosa generación de los ‘babbyboomers’, de la que yo mismo formo parte, es más que suficiente para conseguir esa cuadratura del círculo que consiste en que todo cambie en la apariencia de la superficie de las cosas, para que nada cambie en el fondo.

Es decir, que tienen potencia de fuego suficiente para mantenerse en su situación de privilegio pase lo que pase. Eso sí, en los últimos dos años, justo desde que se produjo la irrupción de Podemos en el panorama político, han pasado unos cuantos malos ratos y se han multiplicado sus noches sin dormir. Por eso, ahora en lo que están es en conseguir rápidamente un gobierno estable que aleje a los morados y sus compañeros de viaje del poder.

Luego, con la ayuda del crecimiento económico que se espera, una legislatura de cuatro años puede ser más que suficiente para eliminar la pesadilla, con los consabidos pero comprobados argumentos utilizados siempre, la modernidad neoliberal contra la obsolescencia de las ideas marxistas, y el inevitable programa de devastación cultural y desarme ideológico de las clases populares que tantas veces, y con tanto éxito, han logrado llevar a cabo a lo largo de cuatro décadas.

Para ese ‘lobby’, que alguna vez fue bautizado como ‘sindicato del crimen’ por una potente alternativa que surgió desde su ala derecha tras un enfrentamiento entre empresas de comunicación, la supervivencia del PSOE no es ningún problema. Por eso, no dudarán en dividir al partido en dos si hace falta para asegurar como sea, la formación de ese gobierno estable del que hablábamos antes.

La gran coalición se hará realidad esta vez, sí o sí, y a cualquier precio, porque ese es el único escenario en el que sus intereses se mantendrán a salvo. O eso aseguran los analistas de salón más canallas en las interminables sobremesas de estos meses de dimes y diretes y gobiernos en funciones.

¿Significa eso que Sánchez es ya un ‘zombie’? No necesariamente. Los milagros también existen. Por ejemplo, podría pasar que ahora el PSOE y Ciudadanos si sumaran los escaños suficientes para formar gobierno, o que Mariano Rajoy presentara la dimisión para facilitar el ansiado acuerdo a tres bandas. Incluso, ¿por qué no?, hasta podría darse el caso de que el actual secretario general socialista diera su brazo a torcer y manteniéndose al frente aceptara convertirse en el vicepresidente de un ejecutivo presidido por el político conservador gallego.

Así que en estos días lo que conviene, si queremos seguir la lógica de estos ‘conspiranoicos’ tan imaginativos, es estar muy atento a los movimientos internos que se van a empezar a producir en el PSOE como consecuencia de los bailes provocados por la elaboración de las listas.

De hecho, algunos, como la renuncia de Carmen Chacón y los amagos de revuelta en torno a Eduardo Madina han tenido lugar ya. Ahí es donde verdaderamente va a decidirse el futuro político español, según estas versiones alucinadas, y no en el probable-improbable pacto entre Podemos, IU y las Confluencias.

Sucede, dicen, que por mucho que esa alianza se forjara e incluso si diera lugar al famoso ‘sorpasso’ del que tanto se habla, la única posibilidad de que sirviera para algo en términos de conseguir cuotas efectivas de poder, pasaría ineludiblemente por alcanzar algún tipo de acuerdo con el PSOE. Y ese acuerdo no se va a producir, en ningún caso.

Ni ahora ni después. No mientras los verdaderos dueños de ese partido, o esos individuos que se creería el verdadero poseedor de la ‘marca registrada’, puedan evitarlo. Por una cuestión muy sencilla. Saben que lo que está en juego es su propia supervivencia y están más que dispuestos a hacer lo que haga falta para salvar el pellejo. Lo que sea. Incluido terminar para siempre con ese partido histórico cuyas siglas revitalizaron hace cuarenta años y que tantos momentos de gloria les ha proporcionado durante todo este tiempo.

Por suerte, lo más probable es que esta versión de los hechos, tan parcial y tan interesada, que hoy ofrecen algunos desalmados, de lengua viperina y oscuros intereses ocultos, no sea más que un cuento chino. Otra manifestación de las interminables teorías ‘conspiranoicas’ que tanto proliferan y en la que los puristas echan en falta elementos consustanciales a este tipo de platos fríos como la presencia de la CIA o el rastro de los intereses imperiales de EEUU o Alemania.

En definitiva, una patraña mal cocinada y peor servida, que ni siquiera es coherente con el canon clásico del género. Y seguro que será así, desde luego. Pero, por si acaso, si aparecen nubes en el cielo no salgan de casa sin paraguas. Ya se sabe que, en ocasiones, los agoreros que siempre anuncian apocalipsis y chaparrones también aciertan.

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