Incógnitas para el año nuevo

Opinión

Incógnitas para el año nuevo

Muy probablemente, en el próximo ejercicio afloren las tensiones provocadas por la forma de financiación con que los estados han tenido que realizar sus monumentales esfuerzos de inversión pública para amortiguar los devastadores efectos causados en la economía real por el cataclismo financiero mundial. De hecho, algunos bancos centrales, con la propia Reserva Federal (FED) a la cabeza, ya han dejado caer donde corresponde que no es puede descartarse que se produzcan pronto subidas en los tipos de interés de referencia que se encuentran en este momento en cifras irrisorias. Pero, en cualquier caso, los esfuerzos de gasto que todavía quedan por hacer en la mayor parte de los países de la OCDE son tan pronunciados que parece poco probable que puedan costearse sólo con el habitual recurso de colocar deuda en los mercados financieros.

Por eso en algunos ambientes se tiene la impresión de que, a pesar de las habituales declaraciones voluntaristas, aumentar los impuestos será inevitable y de que, antes o después, dos figuras con referencias internacionalizadas encontraran su sitio en la mayoría de los sistemas fiscales. Un impuesto sobre energía sobre la base de que pague más quien más contamine y una tasa que grave las operaciones financieras en divisas, derivada de las ideas de James Tobin, cuyo formato final debe ser de aprobación mundial y aún está en estudio.

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