El Gobierno chino deja desde ahora sin efecto la prohibición familiar de tener más de un hijo. Los chinos, y las chinas claro, por fin van a poder tener sus encuentros amorosos con tranquilidad. Enhorabuena a sus mil millones largos de beneficiarios. Ellos ya no tendrán que estarse enfundando condones ni ellas tomando píldoras anticonceptivas por decreto. Sólo si así lo estiman voluntariamente, igual que hacen todos los mortales sin voto de castidad del resto del mundo. El Gobierno chino, que últimamente está un poco achuchado por la crisis económica, acaba de darles luz verde a sus súbditos, es decir, que les autoriza a hacer el amor sin agobios. No se lo van a poder creer.
Desde ahora queda sin efecto la prohibición familiar de tener más de un hijo. Esto es bueno para los interesados e interesadas, que llevaban cuatro décadas, ¡pobrecitos!, con miedo a un descuido que les costase aumentar la familia a costa de tener que celebrarlo en la cárcel. A los chinos les gusta tener hijos, seguramente por eso son tantos ya los que existen, y las restricciones impuestas a la paternidad les hacían sufrir frustraciones, gastos de farmacia, apeos en marcha y, a veces, hasta incurrir en iniciativas perversas.
A ver si me explico un pelín mejor. Para empezar a los chinos lo que más les gusta y en lo que ven su futuro, es tener hijos varones. Las niñas… bien, pero más tarde. De ahí que con la limitación de un hijo por matrimonio, las estadísticas comenzasen a delatar que preocupantemente se inscribían en el Registro más niños que niñas. Algo un tanto sospechoso, sí, y más que sospechoso: algunas mujeres, o sea bastantes, al parecer se aprestaban a abortar cuando las ecografías del embarazo anticipaban que lo que venían colgando del pico la cigüeña era una niña.
De esta forma dejaban abierta la posibilidad de que el siguiente embarazo fuese niño. ¡Lo que inventa el hombre amarillo! Aún parece que había más: se descubrieron y por supuesto se condenaron casos en que se demostró que alguna que otra pareja había tirado por el váter a más de una hermosa bebé, cuya venida al mundo contrariaba sus deseos. Eso se acabó, al menos para los que quieran tener hijos como Dios manda cuando ordenó, y la verdad es que actualmente pocos lo cumplen, creced y multiplicaos.
Esto hará aumentar la población mundial, es evidente, y en China por muchas reservas económicas que acumulen, tendrán problemas para alojar a tantos vecinos nuevos como empezarán a llegar. Pero esto no tiene que ser malo, por mucho que las autoridades comunista-capitalistas del país se empeñaban en demostrarlo. A ver con qué argumentos humanos se puede impedir a alguien que pueda perpetuarse con una numerosa descendencia. A nadie. Así que, lo repito, enhorabuena a los chinos que ya van a poder… bueno, ya me entienden…
