Podemos vuelve a ‘robar’ votos al PSOE

Detrás de la cortina

Podemos vuelve a ‘robar’ votos al PSOE

La falta de definición de los socialistas en temas clave como la reforma laboral aleja a Pedro Sánchez de La Moncloa. Hacía muchas semanas que las encuestas se mostraban esquivas con Podemos. El partido de Pablo Iglesias parecía desinflarse a la misma velocidad con la que se convirtió en una peligrosa opción de cambio en la segunda mitad de 2014, cuando su trayectoria alcista en las consultas ‘demoscópicas’ resultaba imparable y hasta se convirtió durante un breve espacio de tiempo en la opción política favorita de los españoles.

Pero, esa tendencia se ha roto. El último sondeo realizado por Metroscopia para ‘El País’, un diario que ha destacado desde el principio en su beligerancia contra el partido morado recoge una subida de tres puntos para los ‘podemitas’ que tendrían ahora unas expectativas de voto del 17%.

Ese guarismo les deja aún en el cuarto lugar de la lista. Pero hay varios matices a considerar. Uno de ellos es que la reanimación de IU parece confirmarse también. La coalición de izquierdas que lidera Alberto Garzón, obtendría ahora un 6,3% de los votos.

Es decir, que si se produjera esa convergencia entre formaciones de izquierdas que aún exigen muchas voces, la alianza resultante alcanzaría el 23,3% y se convertiría en el segundo partido, sólo superado por el PP que, de momento, se mantiene en primer lugar con una expectativa de voto del 23,5%.

El PSOE parece ser el gran perjudicado de este nuevo ambiente. Los socialistas languidecen de nuevo y las expectativas de voto del partido se quedan en un escaso 21%. Pedro Sánchez se ha complicado la vida con varios errores de bulto que han hecho regresar a su partido al lugar en el que han estado en los últimos cuatro años. Siguen disfrutando del poder de sus siglas, pero son incapaces de volver a aportarles el contenido político que necesitan.

La torpeza de anunciar que derogarían la última reforma laboral aprobada por el PP, pero sin ‘tocar’ las indemnizaciones por despido, que los populares han recortado sustancialmente, aún puede tener consecuencias. Lo mismo que el hecho de haberse alineado con tanta rapidez en ese frente españolista ‘sin matices’ que propone el PSOE y Ciudadanos para evitar que los independentistas catalanes se salgan con la suya.

El movimiento de la presidenta andaluza Susana Díaz impulsando esa opción resultó devastador. Más aún, porque fue realizado, justo en el día señalado por Sánchez para presentar su solución al problema, esa reforma constitucional que no se conoce porque ni los socialistas son capaces de explicarla ni nadie tiene interés en hablar de ella.

La encuesta publicada por ‘El País’ confirma también el imparable ascenso de Ciudadanos que navega hacia La Moncloa, con un Albert Rivera que crece, empujado por los vientos favorables del desafío soberanista catalán. Ahora tendría ya el 22,5% de los votos, y se encontraría más cerca de convertirse en la formación más votada, tras haber superado a los decaídos socialistas.

El hecho de que la volatilidad en las preferencias partidistas de los votantes potenciales siga siendo la tonalidad en la que hay que moverse, por ahora, hace que estos números, como todos los demás, puedan tener una fecha de caducidad muy cercana. Sin embargo, además de volver a mostrar que el próximo presidente del Gobierno necesitará el apoyo de dos partidos como mínimo, parecen dejar claro que Ciudadanos va a resultar determinante en la legislatura que viene.

Quizá Rivera no llegué a ser presidente del Gobierno, pero nadie va a poder gobernar sin tenerle en cuenta. El ‘candidato’ del PP, Mariano Rajoy lo sabe, pero confía en la Ley D’Hont para mantenerse al mando. Hay 100 diputados que se eligen en 28 provincias en las que el bipartidismo puede resistir porque sólo se eligen dos o tres diputados y en ellas el ‘suelo’ de voto que parecen tener los populares y los socialista parece asegurarles los escaños.

Osea que nos vamos a mover en unas diferencias tan ajustadas que el vencedor final de las elecciones, probablemente, llegue ‘dopado’ a la meta. Lo que no restaría legitimidad a su triunfo, pero añadirá mucha incertidumbre política a un panorama que ya está de por si bastante enrarecido.

Lo bueno para las opciones de izquierda es que, por fin, parecen haber sido capaces de aportar al debate una serie de opciones concretas que les dan la personalidad que les faltaba. Aunque su apuesta común por facilitar un referéndum legal en Cataluña quizá ponga límites a sus posibilidades de crecer.

O quizá no. Pero incluso para que el PSOE tenga alguna posibilidad de que Sánchez presida un gobierno con el apoyo parlamentario de Ciudadanos, la coalición favorita de buena parte de la denostada ‘casta’, es necesario que los socialistas giren a la izquierda en sus propuestas económicas y, sobre todo, sean capaces de eludir el debate sobre Cataluña cambiando los términos en los que está planteado.

A menos claro que, como algunas malas lenguas han empezado a decir estos días por la Villa y Corte, como siempre sin presentar prueba alguna que pueda avalar su tesis, al final la ‘gran coalición’ al estilo alemán vuelve a estar en el tapete y es la opción por la que abogan Berlín y Bruselas y la que de verdad prefieren los verdaderos propietarios del poder. Lo mismo que muchos dirigentes del PSOE y el PP que nunca habrían dejado de trabajar en esa línea. Ni en los peores momentos.

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