No puedo por menos de rendirme ante la capacidad defecadora que ha demostrado a lo largo de este puente del 12 de octubre el, dicen que actor, Willy Toledo Nunca me han gustado los chistes escatológicos ni mucho menos las descripciones de las intimidades fisiológicas del ser humano. Pero hoy no puedo por menos de rendirme ante la capacidad defecadora que ha demostrado a lo largo de este puente del 12 de octubre el, dicen que actor, Willy Toledo. Todo un récord nacional, sin duda, aunque a él la palabra nacional da la impresión de que le ofende, con lo cual si es necesario la retiro.
Imagino que durante el puente, el señor Toledo no tenía ni función ni grabación porque en tan corto espacio de tiempo se ha cagado, así, textualmente, en el 12 de octubre, en la Fiesta Nacional, en el Descubrimiento de América, en la Monarquía, en los conquistadores, en la Virgen del Pilar… y por lo bajini hasta en los tricornios de la Guardia Civil. Seguramente sufriría un golpe diarreico, porque de otra forma no se explica. Estreñimiento, desde luego, no parecía aquejarle.
Todos tenemos nuestras citas cotidianas con la satisfacción de las necesidades físicas en el cuarto de baño, pero no hay noticia de nadie que se prodigue tanto cagando y más a la intemperie. Sus actuaciones artísticas imagino – nunca he visto ninguna – que serán un tormento para los espectadores y compañeros de escenario porque al ritmo con que defeca tendrá que interrumpir a menudo las escenas para no cagar en público e impregnar de nauseabundo olor el patio de butacas.
Como artista no me pronuncio, porque ya he dicho que nunca le he visto actuar al menos que yo recuerde, pero su medalla de oro como el español que más caga, le confiere una merecida popularidad escatológica de la cual supongo que se sentirá orgulloso. No todos tenemos tanta facilidad ni tanta proclividad a lanzar excrementos al medio ambiente. Cada cual busca el triunfo en la vida gracias a sus facultades y habilidades. Willy Toledo triunfa por su condición de suelto de cuerpo.
