Perdón: no era español

Opinión

Perdón: no era español

Es una satisfacción que el personaje no sea español. No es agradable tener a un compatriota en titulares de prensa por el mundo adelante por semejante fechoría. Con retraso, porque el verano trae estos problemas, quiero pedir disculpas por haber atribuido a un español anónimo el triste “asesinato•” del león Cecil, el rey de su manada, en una selva de Zimbabue. Fueron varios los colegas que incurrieron esos días en la misma sospecha, ignoro qué indicios la suscitaron, pero no por eso considero admisible mi error.

En mi columna del martes 28, escrita con bastante antelación, di por buena la creencia de que el “valiente” cazador que contando con complicidades locales pagadas a precio de oro y engaños, hirió de muerte a tan simbólico felino, que deambuló dos por la sabana días hasta caer rendido por el dolor de las heridas y la sangre derramada.

Es una satisfacción que el personaje no sea español. No es agradable tener a un compatriota en titulares de prensa por el mundo adelante por semejante fechoría. Es norteamericano de nacionalidad y dentista de profesión. El que haya pagado 50.000 euros – cifra que muchos no ganamos todos los meses – en semejante capricho, hace pensar y quizás preguntarse:

¿A cuántas personas no habrá desplumado por quitarles el dolor de muelas para reunir esa cantidad? Quizás sea especular demasiado pero añadir que inflar las facturas por los arreglos bucales, algo bastante normal según parece, para pagarse semejantes caprichos es doblemente inadmisible. Es lógico, desde luego, que haya tenido que cerrar su clínica por falta de clientes.

Como inadmisible es que yo, olvidándome de un principio básico del periodismo, haya dado por buena la creencia de que se trataba de un desaprensivo español – que por desgracia seguramente quedan – sin comprobarlo mejor, o cuando menos haber recogido el dato con todas las reservas. Lo siento. Pido disculpas y procuraré que no vuelva a ocurrir.

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