El papel que ha jugado la UE en la crisis griega ha sido determinante para que los países miembro pongan en duda su viabilidad. La presión que están manteniendo las instituciones de la UE sobre Grecia, y el poco margen de movimiento que están dejando al Gobierno de Syriza, está poniendo en duda el proyecto de unidad europeo, su sostenibilidad y su viabilidad.
De hecho, mi jefe me ha señalado los ejemplos de Francia, país en el que el partido de Marine Le Pen está tomando fuerza por su discurso antieuropeísta, y de otros países en los que pequeñas formaciones reclaman más libertad para sus naciones. Asimismo, mi jefe me ha asegurado que otras formaciones progresistas del Parlamento están cuestionando el carácter democrático de la UE y por tanto su pervivencia.
“El crecimiento del euroescepticismo es indudable”, ha zanjado mi jefe, de manera rotunda.
