Las víctimas más inocentes

Pobreza infantil

Las víctimas más inocentes

La defensa de la infancia es sin lugar a dudas la gran asignatura pendiente de una sociedad que cada vez se interesa más por el dinero y se despreocupa de las necesidades ajenas. La injusta sociedad que integramos deja muchas víctimas por el camino. Las hay de todos los colores –aunque las más habituales tienen la piel oscura- de todos los rincones geográficos, de todas las religiones y de todas las edades aunque sin duda la lista la encabezan los niños. Hay muchos niños mimados y protegidos al máximo por el estado del bienestar y el dinero de sus padres, pero son los menos.Una gran parte, si no la mayor parte, son los que más sufren el desigual reparto de la riqueza, empezando por algo tan elemental como son los alimentos que unos derrochan y otros rebuscan en la basura a menudo sin éxito. Y pasando por la educación, que a muchos no llega con lo cual las posibilidades de salir de sus penurias en el futuro son mínimas. Millones y millones de niños pasan hambre.La sanidad tampoco les garantiza mejores condiciones de vida e incluso en países desarrollados existen padres fanáticos que se niegan a administrarles las vacunas que les librarán de enfermedades graves. Ciento ochenta millones de niños en el mundo tienen que trabajar a pesar de sus escasas fuerzas, y bastantes millares también participan en guerras o son utilizados en su inocencia con fines bélicos.La defensa de la infancia es sin lugar a dudas la gran asignatura pendiente de una sociedad que cada vez se interesa más por el dinero y se despreocupa de las necesidades ajenas. Muchas conciencias deberían vivir atormentada ante su nula o negativa contribución para que tantos niños mueran prematuramente sin atenciones y en muchísimos casos de hambre.

La defensa de la infancia es sin lugar a dudas la gran asignatura pendiente de una sociedad que cada vez se interesa más por el dinero y se despreocupa de las necesidades ajenas. La injusta sociedad que integramos deja muchas víctimas por el camino. Las hay de todos los colores –aunque las más habituales tienen la piel oscura- de todos los rincones geográficos, de todas las religiones y de todas las edades aunque sin duda la lista la encabezan los niños. Hay muchos niños mimados y protegidos al máximo por el estado del bienestar y el dinero de sus padres, pero son los menos.

Una gran parte, si no la mayor parte, son los que más sufren el desigual reparto de la riqueza, empezando por algo tan elemental como son los alimentos que unos derrochan y otros rebuscan en la basura a menudo sin éxito. Y pasando por la educación, que a muchos no llega con lo cual las posibilidades de salir de sus penurias en el futuro son mínimas. Millones y millones de niños pasan hambre.

La sanidad tampoco les garantiza mejores condiciones de vida e incluso en países desarrollados existen padres fanáticos que se niegan a administrarles las vacunas que les librarán de enfermedades graves. Ciento ochenta millones de niños en el mundo tienen que trabajar a pesar de sus escasas fuerzas, y bastantes millares también participan en guerras o son utilizados en su inocencia con fines bélicos.

La defensa de la infancia es sin lugar a dudas la gran asignatura pendiente de una sociedad que cada vez se interesa más por el dinero y se despreocupa de las necesidades ajenas. Muchas conciencias deberían vivir atormentada ante su nula o negativa contribución para que tantos niños mueran prematuramente sin atenciones y en muchísimos casos de hambre.

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