Monedero parece haberse convertido en un ancla cada vez más pesada para Podemos. Se dice, se cuenta y se comenta, en círculos afines a (no de) Podemos, que el partido ha dejado de sumar y que su ascenso, si bien notable, se ha detenido para o bien quedarse donde está o bien empezar a bajar. Al respecto se dice, se cuenta y se comenta que el auge de Ciudadanos está haciendo daño al partido de Pablo Iglesias. Pero también hay quienes miran de reojo a Juan Carlos Monedero, como diciendo que lleva ya unos cuantos meses sobrando.
Mi jefe coincide en afirmar que Monedero, posiblemente un gran activo en los primeros tiempos –y en los previos, también- de Podemos, es hoy un ancla de cierto calado para una formación que desde el principio ha sostenido un discurso cuasi genético basado en el “ellos contra nosotros”, en donde Monedero recientemente parece haberse quedado un poco a caballo entre los unos y los otros después de saberse lo de sus dineros, posiblemente legítimos pero probablemente dudosos en términos éticos.
Sea como fuere, mi jefe sospecha que Monedero sigue restando en lugar de marcharse por la puerta de atrás porque en la política hay una cosa llamada “tacticismo”, y que consiste en que, a veces, hay gente que resta menos quedándose que largándose con la música a otra parte.
