El PP confía en Ciudadanos para mantener el poder

Detrás de la cortina

El PP confía en Ciudadanos para mantener el poder

Las últimas encuestas otorgan la mayoría en Madrid a un futuro pacto entre ambas formaciones La última encuesta publicada por el diario ‘El Mundo’ sobre el posible resultado de las elecciones del 24 de mayo en Madrid, ha provocado suspiros de alivio en muchos despachos. Si los especialistas de Sigma Dos aciertan, el PP podrá seguir gobernando tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad.

Siempre que consiga cerrar un pacto con Ciudadanos. El partido de Albert Rivera irrumpirá con fuerza en el panorama político regional, se convertirá en la cuarta fuerza y servirá como bastón de apoyo para que Esperanza Aguirre sea alcaldesa y Cristina Cifuentes, presidenta.

Como señala en un artículo el director de este periódico, Casimiro García Abadillo, Rivera ya se ha dejado querer. Es decir, que pone condiciones para un acuerdo, pero estas son perfectamente asumibles para sus futuras socias. Siempre que los ‘naranjas’ consigan convencer a la población de que Aguirre, la mujer que acumula más altos cargos por metro cuadrado sospechosos de participar en tramas de corrupción, no tuvo nunca nada que ver ni con la Gürtel, ni con la Púnica.

Que tampoco nombró número tres de su Gobierno a Francisco Granados, que no patrocinó a Ignacio González, que nunca tuvo que ver con empresarios ‘honrados’ como Gerardo Díaz Ferrán y que ni participó, ni estuvo al tanto de nada de lo que pasaba en Caja Madrid, cuyo momento de mayor gloria, despilfarro y tarjetas ‘black’, sólo se produjo cuando ella gobernaba la Comunidad por pura casualidad.

Digámoslo claro. Si fuera cierto que Ciudadanos tiene algún interés en impulsar la regeneración democrática, sencillamente, establecería desde ya una línea roja clara. Algo tan sencillo como declarar que, en ningún caso, entregaría sus votos a alguien como Esperanza Aguirre.

Pero, de momento, sobre ese particular, no hemos escuchado ni a Rivera, ni a sus candidatos, decir nada al respecto. ¿Lo harán finalmente? Yo lo dudo, pero todo puede suceder y, si así fuera, estaría encantado de tragarme este párrafo entero letra por letra. Sin embargo, ahora mismo estoy casi seguro de que no será así.

De momento, según una información reciente del diario ‘El País, no desmentida categóricamente, por los implicados, ya existe una conexión perceptible, entre algún miembro de la candidatura de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid y el lado más oscuro del PP de Aguirre.

El que representan el ya citado Francisco Granados, de quien antes se me olvidó decir que ahora está en la cárcel, y el constructor Diego Marjaliza los dos presuntos ‘capos’ de la trama Púnica, reyes de Valdemoro. Se trata de la número tres de la lista, Eva María Borox, expulsada, por cierto, del PSOE en 2007, acusada de haber infiltrado en este partido a militantes procedentes del PP para tomar su control, supuestamente seleccionados por Granados y Marjaliza.

Por mucho menos que eso, cualquier alto cargo de Podemos, ya habría sido fusilado al amanecer por la prensa de la ‘casta’ y la facción conservadora de las redes sociales. ¿Se imaginan lo que hubiera pasado si en la lista de Iglesias a la Comunidad de Madrid hubiera algún individuo o individua con un pasado como el de Eva María Borox? ¿Pueden escuchar los vociferantes aullidos de un Eduardo Inda, un Paco Marhuenda o la mismísima ‘Esperanzita’? Seguro que sí.

Así que cuidado con Ciudadanos en Madrid, porque visto lo visto, no parece que en esta comunidad sean precisamente el partido del cambio. Más bien serían la ‘bisagra’ que permitirá la continuidad en el poder de unos políticos que aparentemente, ya sea por complicidad o por desconocimiento, habrían amparado a una sólida trama mafiosa con implicados en los partidos, las empresas y los sindicatos, que han saqueado durante décadas a los madrileños en su propio beneficio.

Sin contar con su responsabilidad en otros asuntos como la destrucción de la clase media, la precarización del empleo, las brutales bajadas de salarios, la instalación de la desigualdad en la estructura misma de la sociedad española, la venta de viviendas sociales a fondos buitre, los recortes y un largo etcétera que me voy ahorrar escribir, puesto que está en la mente de todos lo que hemos padecido la acción de gobierno de estos supuestos liberales que, sin embargo, saben aprovechar como nadie el dinero público para hacer negocios.

Y, por último, habría que tener cuidado también con esa parte de IU de Madrid que mantiene el pulso contra la dirección federal. Ese grupo que, para asegurarse su continuidad en los puestos de poder dinamita la convergencia. No hay que ser muy avispado para saber quién va a beneficiarse de la división de la izquierda y la dispersión del voto.

Y quizá aquí también convendría recordar que en esta coalición de izquierdas hubo unos cuántos dirigentes que vivieron más que bien con Aguirre en el poder. ¿Recuerdan? Tuvieron ‘tarjetas black’, por ejemplo. Y extrañas fundaciones que financió Caja Madrid.

No sólo eso. Una vez pillaron con el micrófono abierto a Doña Esperanza y se vanaglorió de haber ‘robado’ un sillón en el consejo del banco a los hombres de su enemigo Gallardón para dárselo a IU. La frase textual fue: «Yo creo que nosotros hemos tenido la inmensa suerte de poderle dar un puesto a IU quitándoselo al hijo puta».

La ‘jefa’ pronunció estas bellas palabras en Becerril de la Sierra, poco después de que Rodrigo Rato fuera nombrado presidente de Caja Madrid. En esa misma conversación, que ‘Esperanzita’ mantenía con Ignacio González, su número dos contabilizaba entre sus apoyos en el consejo de la caja a «alguien de IU».

Y ya saben los puestos que ocupaban por aquel entonces en la coalición de izquierdas unos tales Gregorio Gordo y Angel Pérez, quienes actualmente encabezan ese grupo crítico de la organización en Madrid que está dispuesto incluso a romper el partido para mantener una candidatura propia. ¿Será como aquello de blanco y en botella?

Probablemente, no. Nadie tiene prueba alguna sobre posibles conexiones que demuestren la veracidad de estas sospechas. Son sólo rumores malintencionados que difunden los ‘caballos de troya’ con los que Podemos pretende cargarse a IU. ¿Verdad que es así? No seré yo quien diga lo contrario.

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