Bruselas y su particular milagro de los panes y los peces

Mi jefe dice...

Bruselas y su particular milagro de los panes y los peces

Comisión Europea

El nuevo gobierno griego termina con el letargo vacacional de mi jefe, que vuelve a la carga con uno de sus temas favoritos: el esperpento bruselense. Fue en agosto cuando mi jefe nos dijo que se tomaba unas vacaciones. Como buenos subordinados que somos, dejamos pasar los meses sin cuestionar cuándo pensaba regresar a la mala vida del madrugón, la lectura compulsiva de noticias y, por supuesto, la contestación a la preguntita de marras en esta entrañable sección resumida en “becario busca sabio”.

Sin embargo, tras haber asistido un tanto atónitos al pulso que el codiciado ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, ha mantenido con el respetado y temido Wolfgang Schäuble nos hemos venido arriba y le hemos exigido que vuelva a contestar a nuestras preguntas. Se ha resistido un poco, pero al final ha cedido.

Y la primera, claro, ha sido sobre Grecia: qué pasa con los griegos esta vez y, sobre todo, qué pasa con el dinero que supuestamente, y según se afirma desde Bruselas, nos deben a todos los demás europeos.

Ha sido mentar a Bruselas y ponerse de mal café. Que qué demonios es eso de que los agarrados de los griegos nos deben dinero al resto de los europeos, cuando el resto de los europeos no hemos consentido –porque no nos han preguntado- que se preste ningún dinero a nadie. En todo caso, el dinero nos lo debe la Troika, que aprovechando el paso del Pisuerga por Valladolid ha convertido una deuda privada –de bancos y fondos de inversión, sobre todo- en pública.

Eso al margen del esperpento que supone la situación de Grecia en general. A saber: durante años un banco de inversión americano comandado en Europa por quien luego sería presidente del Banco Central Europeo ayudó a las autoridades locales a camuflar sus cuentas, y luego, cuando se supo del asunto, cundió el sálvese quien pueda durante un par de años en los que Alemania y Francia siguieron haciendo negocios armamentísticos con Atenas. A día de hoy lo único que se sabe es que, pese a los rescates financieros, Grecia sigue debiendo mogollón de dinero. Más que antes. Y tanto que nadie se pone de acuerdo en la cifra.

Es el milagro de los panes y los peces en su versión bruselense.

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