Trocear los puestos de trabajo para que parezcan que son más no parece un buen invento. Mi jefe nos ha hablado hoy del desempleo y de las últimas palmaditas en la espalda que se ha dado el Gobierno por haberlo hecho caer. Para él, se trata de un “marketing loco y absurdo” del que no hay que enorgullecerse.
En la opinión del señor que me paga, trocear el empleo no hace nada bien a España, pues no se crean nuevos puestos de empleo, simplemente se dividen las horas entre varias personas, lo que no deja de ser una ilusión de prosperidad, un modo de enmascarar el problema que hay detrás.
Hay menos garantías, menos horas cotizadas a la Seguridad Social y, por tanto, la hucha de las pensiones saldrá resentida. Así las cosas, y ahora que me lo ha explicado, estoy segura de que no es un buena idea esto de dividir un trabajo (antes una sola persona cubría 40 horas, ahora varios se encargan de las mismas horas) cae el número de horas trabajadas, cae el empleo y aumenta el empleo precario.
Un mal invento, la verdad, un muy mal invento.
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El marketing absurdo y loco de la creación de empleo
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