La semanita

Caso Noos

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Urdangarin que pudo ser discreto se lo comieron las ganas de ser ejecutivo pijo y de ahí al desastre personal. Habría que estar en la cabeza de Urdangarin que debe estar, a su vez, metido en un conflicto interno peor que buscar los restos de Cervantes porque gracias a sus meteduras de pata ha provocado que su mujer quizá pueda sentarse en el banquillo y, en una misma semana, la infanta Cristina pierde y su hermano triunfa. La infanta fue excluida de los actos oficiales por prevención y para que no hubiera foto en el Congreso y a los tres días ante el juez Castro en Palma. Urdangarin la que has liado, por supuesto con el apoyo de la infanta que no puede hacerse la dama ausente.

Este ejemplo de hombre rico/hombre pobre gusta poco entre hermanos, Urdangarin que pudo ser discreto se lo comieron las ganas de ser ejecutivo pijo y de ahí al desastre personal, ya sea con titulo de duque consorte que con suerte. Nunca antes la monarquía española se había visto en semejante lío, y ya lo está con su firma.

Urdagarin empalmado, o sin palma, o entre las piernas haciendo malabares con balones porque se creyó el mejor jugador también fuera del campo. Y un socio se hartó y otra vez Urgandarin con sus correos de chicas desnudas que le escribe al secretario de las infantas como si la Casa Real fuera un chiringuito, el de Pepe cuando en la serie intentó ganar el concurso de espetos, pero quizá ese capítulo no lo haya visto porque en Suiza puede que no lleguen todas las series pero en Suiza llegan voces, correos, noticias. Urdangarin huye a Suiza, o donde sea, igual que aquel príncipe del cuento galopó hasta Samarkanda.

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