El reingreso de Enrique López en la Audiencia Nacional ha supuesto para mi jefe otra muestra más de qué Ministerio de Justicia tenemos en nuestro país. Mi jefe cree que Enrique López , el hasta hace poco magistrado del Constitucional, pillado ebrio y sin casco conduciendo una moto, es una especie de abanderado del PP que apostó por presionar constantemente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que así consiguió sus méritos. Todo esto dentro del marco especulativo, claro, aunque fue vetado durante seis años por el PSOE en este tribunal porque no cumplía los requisitos de antigüedad o experiencia requeridos.
Ahora, el Consejo General del Poder Judicial (CPGJ) ha avalado el reingreso a la Audiencia Nacional de López, que dimitió del Constitucional tras su paseo al estilo de ‘ángel del infierno’ por las calles de Madrid. Mi jefe dice que en cualquier caso, si su regreso a los tribunales es legal (tampoco ha querido darle muchas vueltas al asunto) no deja de ser un “comportamiento impresentable” en lo social y en lo político.
Teniendo en cuenta que quien nos juzgará es un hombre que ha incumplido las leyes con su motocicleta, mi jefe ha considerado que “a uno se le encoge el ombligo teniendo en cuenta que clase de Ministerio de Justicia tenemos, empezando por el ministro y pasando por sus vástagos”.
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¿Legal? Tal vez, pero muy impresentable
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