Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Palma de Mallorca, Las Palmas, Bilbao y Valladolid superaron en 2018 la media anual de partículas finas (PM 2,5) fijada en las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y seis de ellas superaron también la media anual de partículas gruesas (PM 10), según ha advertido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que ha recogido información sobre las emisiones contaminantes en colaboración con Datadista.
Según su estudio, las emisiones medias anuales de las partículas en suspensión más pequeñas (PM 2,5) superan en todas las ciudades analizadas los 10 ug/m3, el valor fijado por la OMS. En concreto, en Sevilla, Barcelona, Valencia y Palma, los límites se superaron con amplitud. Además, el 97 por ciento de las estaciones de medición municipales instaladas en el conjunto de las diez ciudades superaron en algún momento los 25 ug/m3 diarios, otro límite de emisiones que establece la OMS.
Respecto a las emisiones de partículas en suspensión más grandes (PM 10), seis de las diez ciudades analizadas superaron o igualaron los 20 ug/m3, el valor medio anual de emisiones fijado por la OMS para este contaminante. Y ninguna ciudad deja de superar en algún momento del año el límite diario de 50 ug/m3; sucede en el 83 por ciento de las estaciones de medición municipales instaladas en el conjunto de las diez ciudades.
En cuanto a las fuentes de emisión, varían mucho según la ciudad: puertos y aeropuertos, calderas de carbón y gasóleo, industria cercana, cementeras o incluso el polvo sahariano. Pero la principal sigue correspondiendo a los vehículos diésel, sobre todo de los modelos más antiguos. Por ejemplo, en Madrid el 68 por ciento de las partículas en suspensión procedentes del tráfico las emiten los coches más antiguos, sin etiqueta de la Dirección General de Tráfico (DGT), según la OCU, que representan el 15 por ciento del parque automovilístico.
Ante estos datos, OCU ha pedido a los ayuntamientos de grandes ciudades que desarrollen de forma «urgente» protocolos de actuación con límites vinculados a las directrices de la OMS, más exigentes que las de la Unión Europea. Cinco de las diez ciudades analizadas carecían de protocolo alguno: Bilbao, Las Palmas, Málaga, Palma y Zaragoza (en este caso en fase de elaboración).
Por otra parte, urgen además al Gobierno a que obligue a establecer zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades, tal y como contempla el anteproyecto de Ley de Cambio Climático. «Hoy por hoy solo existen dos zonas: una en Barcelona (95 km2, de lunes a viernes, de 7h a 20h) y otra en Madrid (5 km2, los 365 días del año)», explica OCU.
«En todos los casos, las medidas deberían contemplar la restricción del acceso y el aparcamiento a los vehículos más contaminantes, acciones de refuerzo del transporte público (y de rebaja en su coste), así como la reducción de la velocidad en la ciudad. También habría que tratar de reducir el impacto de otros emisores, como las calderas de carbón y gasóleo de las comunidades de vecinos, las derivadas de los puertos y aeropuertos o las generadas por la industria cercana», proponen.
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