Si antes de este ajuste, denominado por las autoridades gubernamentales y políticas como “corrección de distorsiones” ya la situación era en extremo delicada en todos los órdenes, esta de ahora es una carta de alto riesgo, aunque de imprescindible solución, de cara al bienestar o disgusto de la ciudadanía, además del estado de terapia intensiva que padece nuestra economía. Todo estará pendiente de sus resultados y aplicación, un termómetro a cada hora para evitar altas temperaturas.
Uno por uno, en fila india, están compareciendo ministros y responsables ante las cámaras del espacio televisivo Mesa Redonda para explicar lo que a cada ministerio corresponde. Algunos, con exposiciones que pueden llegar al ciudadano de a pie; otros, apoyados en tecnicismos oratorios sólo para especialistas.
Como era de esperar, ha saltado el humor tradicional del cubano con salpicaduras de crítico choteo para tiempos de gloria o dificultades. En las redes, el anuncio de la primera gasolinera abierta en las nubes, seguido de la condición de hp del presidente argentino Javier Milei por subir el precio de la gasolina cuando en Cuba facturará a partir del uno de febrero algo más que en esa nación.
Una vez más, el aviso dado ante situaciones delicadas por no decir críticas: nadie quedará desamparado. Los llamados casos vulnerables (esos ancianos que viven solos y con notable insolvencia) tendrán el apoyo necesario.
Tiempo al tiempo. Repasar o estudiar qué dicen nuestros economistas de aquí, allá y acullá. Una prolongada siesta y no nos vamos a enterar.
