Los otros (y muchos) obstáculos a los que se enfrenta la UE para aprobar el Fondo de reconstrucción

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Los otros (y muchos) obstáculos a los que se enfrenta la UE para aprobar el Fondo de reconstrucción

La ‘clave de asignación’ de los fondos se presenta como uno de los debates más candentes de las negociaciones.

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La reunión la semana pasada del Consejo Europeo supuso el pistoletazo de salida para la negociación del Fondo de Reconstrucción de 750.000 millones de euros propuesto por la Comisión Europea. Aunque el foco mediático se ha puesto en la oposición de los ‘cuatro frugales’ –Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia- a las subvenciones directas, lo cierto es que el plan se encuentra con un buen puñado de obstáculos para su acuerdo: entre ellos, el modo en el que se distribuirán los fondos, que prácticamente ha dividido en dos mitades a los estados miembro.

La polémica más mediática ha sido sin duda la oposición de cuatro países al sistema de subvenciones, abogando en cambio por préstamos a devolver bajo cierta condicionalidad. Tal y como está planteado el fondo, de los 750.000 millones de euros dispuestos, 250.000 se articularían mediante préstamos y el grueso, 500.000, como subvenciones directas. Con los cuatro frugales “manteniéndose en sus puntos de vista, seguimos esperando que el Fondo de Recuperación se diluya y consista en una división más uniforme entre préstamos y subvenciones”, señala Tom Kinmonth, analista de ABN Amro en un informe.

Más de calado aún podrían ser los cambios si se modifica el modo en que se asigna el dinero, algo que han solicitado al menos una docena de países. La ‘clave de asignación’ formulada por la Comisión Europea se basa en la población, el PIB per cápita y la tasa de desempleo media entre 2015 y 2020, lo que reflejaría la capacidad de un Estado miembro para salir de la crisis”. Sin embargo, varios líderes de la UE argumentan que la distribución de fondos debería reflejar en cambio las consecuencias económicas del brote de Covid-19, esencialmente la caída del PIB real, complementada por la subida del paro.

Con al menos 12 Estados miembros, entre ellos Países Bajos, Dinamarca o Austria, pero también Bélgica, Irlanda y la República Checa, oponiéndose a la clave de asignación en su forma actual, “consideramos que es muy probable que la clave de asignación final se vea drásticamente diferente”, apunta Kinmonth. Por ejemplo, una clave de asignación basada en el cambio en el PIB real esperado para 2020 entre el pronóstico económico de otoño y primavera de la Comisión Europea, convertiría a Irlanda y Francia de contribuyentes netos en receptores netos, mientras que Portugal pasaría de receptor neto a pagador neto. También Italia y Polonia tendrían su asignación significativamente reducida”.

España, uno de los países que más crecían y ahora entre lo que más caerá el PIB, seguiría sin embargo siendo uno de los que más fondos recibiese si se cambia la asignación.

Pero hay muchos más elementos a negociar, destacan los analistas de ABN. Por ejemplo, varios países han criticado la creación de “nuevos recursos propios”, lo que podría afectar a la recaudación. Mención especial para Polonia, que considera “inaceptable” utilizar ingresos del denominado Sistema de Comercio de Emisiones (ETS por sus siglas en inglés) para sufragar los fondos, debido al golpe que supondría para el país, que depende en gran medida del carbón. Además, el bloque de países de Europa del Este se opone a que los países del sur, comparativamente más ricos, reciban más dinero.

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