La batalla de EEUU y China por el dominio tecnológico

Guerra comercial

La batalla de EEUU y China por el dominio tecnológico

Donald Trump acaba de prohibir a las empresas estadounidenses vender componentes a ZTE, mientras China impulsa las inversiones en inteligencia artificial o computación.

Inteligencia artificial

La tecnología se ha convertido en campo de batalla clave en las tensas relaciones que mantienen Washington y Pekín. Donald Trump acaba de prohibir a las empresas tecnológicas del país vender componentes a ZTE, uno de los fabricantes de dispositivos más destacados de la potencia asiática, una decisión que llega apenas un mes después de que el mandatario vetara la compra de Qualcomm por parte de la asiática Broadcom. Estas medidas tendrían como objetivo evitar que China llegue a superar a EEUU como líder de la poderosa industria tecnológica.

Precisamente, uno de los argumentos dados por el presidente norteamericano para anunciar aranceles del 25% a 60.000 millones de dólares en importaciones procedentes del gigante asiático y limitar sus inversiones en empresas estadounidenses fue el “robo de tecnología”. Según la administración Trump, China obliga a las empresas del sector a compartir información para poder acceder a su mercado, accediendo a los avances tecnológicos de EEUU, y utiliza fondos públicos para adquirir empresas estadounidenses innovadoras. Apunta que el país asiático busca dominar la robótica, la inteligencia artificial o la computación.

Antes de este anuncio, que fue correspondido por China con más aranceles, el presidente de EEUU había emitido una orden presidencial en la que prohibía la adquisición de Qualcomm por parte de Broadcom, fabricante de micoprocesadores con sede en Singapur, al considerar que podría afectar a la “seguridad nacional” del país norteamericano. Qualcomm es uno de los principales competidores de la china Huawei en el desarrollo de la tecnología inalámbrica de próxima generación, conocida como 5G, por eso, pese a que la compradora no es china, este país estaba en la mente de las instituciones y los reguladores estadounidenses. El Comité de Inversión Extranjera de EEUU (CFIUS), un organismo que revisa las implicaciones de seguridad nacional cuando empresas extranjeras compran corporaciones estadounidenses, había emitido una carta a las compañías implicadas en la que mostraba preocupado por la posibilidad de que Broadcom no estuviera en un futuro dispuesta a financiar la investigación necesaria para mantener la sólida posición de Qualcomm en la tecnología 5G, perdiendo así dominio ante Pekín.

La mayor preocupación en Washington es la fuerte inversión que está haciendo China en las tecnologías del futuro, como la inteligencia artificial, los coches eléctricos, los procesadores o la computación.

En julio del año pasado, el equipo de Xi Jinping presentó un plan de desarrollo para convertir el país en el líder mundial en inteligencia artificial en el año 2030. Espera crear para entonces una industria de 150.000 millones de dólares (unos 121.000 millones de euros) que sea capaz de desbancar a sus rivales, principalmente EEUU, y liderar el sector tecnológico. Además, ha prometido destinar miles de millones de dólares para el impulso del mercado de los semiconductores y ha asignado ya más de 10.000 millones (más de 8.000 millones de euros) para levantar un centro especializado en computación cuántica, segmento en el que ha empezado a superar a EEUU en número de patentes.

El último paso en esta batalla ha sido la prohibición por parte de Donald de Trump a las empresas estadounidenses de vender componentes a la firma china ZTE durante siete años. EEUU ya había impuesto una multa a la compañía de cerca de 1.200 millones (970 millones de euros) por violar “los controles de exportaciones que mantienen tecnología sensible estadounidense fuera de las manos de regímenes hostiles como Irán”, pero ahora asegura que la tecnológica premió a los trabajadores que cometieron esta conducta ilegal y mintió sobre las prácticas a las autoridades estadounidenses al respecto. Un “comportamiento atroz” que “no puede ser ignorado”, según el Departamento de Comercio del país norteamericano.

El ‘boom’ de los ‘unicornios’ en China

China está experimentando un auge de empresas tecnológicas emergentes valoradas en más de 1.000 millones de dólares(algo más de 800 millones de euros). Ant Financial, el brazo financiero de Alibaba y dueño de Alipay, alcanzó el año pasado los 150.000 millones de dólares (121 millones de euros) tras una nueva ronda de financiación, desbancando a Uber como la startup más valorada.

Sin contar con la nueva valoración de esta firma, el Gobierno chino ha asegurado que el país cuenta con 168 ‘unicornios’ que suman un valor total de 628.000 millones de dólares (507.000 millones de euros). Por su parte, la consultora CB Insights, que no incluye a Ant Financial en su clasificación de startups (muchos no consideran que sea una empresa emergente debido al poder de Alibaba), califica a China como el segundo en el mundo con 64 negocios valorados en 277.000 millones (225.000 millones de euros) frente a los 114 de EEUU que suman casi 400.000 millones (más de 320.000 millones de euros), según recoge Financial Times.

De las 16 empresas que en los primeros meses del 2018 cruzaron la marca de los 1.000 millones, una cuarta parte nacieron en la potencia asiática.

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