El fabricante japonés Nissan está inmerso en una de las mayores crisis de su historia reciente. En las últimas horas, la cadena pública NHK ha adelantado que la compañía se prepara para despedir a 10.000 trabajadores adicionales, lo que eleva el total a 20.000 empleados afectados, aproximadamente un 15% de su plantilla global. Aunque la empresa no ha confirmado oficialmente esta cifra, fuentes cercanas apuntan a que será parte del plan de reestructuración que Nissan anunciará junto con su informe financiero anual.
Nissan prevé pérdidas de hasta 750.000 millones de yenes por su reestructuración y el complicado entorno económico global
Pérdidas millonarias y recortes en producción
La situación financiera de Nissan ha empeorado notablemente desde finales del año pasado. En noviembre, la empresa ya había comunicado la eliminación de 9.000 empleos y una reducción del 20% en su producción global. Para el último ejercicio fiscal, que concluyó el 31 de marzo, la compañía estima unas pérdidas netas de entre 700.000 y 750.000 millones de yenes (unos 4.250-4.560 millones de euros), debido en gran parte a los costes derivados de su proceso de reestructuración.
Nissan cierra su planta en Argentina y cancela una nueva fábrica de baterías en Japón como parte de su plan de ajuste global
Golpe arancelario de EEUU agrava el panorama
Uno de los factores que han intensificado la crisis ha sido la política comercial del presidente de EEUU, Donald Trump, quien impuso un aumento del 25% en los aranceles a los automóviles extranjeros. Esto ha elevado la tasa para las importaciones japonesas del sector hasta el 27,5%, afectando directamente a fabricantes como Nissan, que tiene en EEUU uno de sus principales mercados y suele exportar desde países vecinos.
Impacto internacional: adiós a Argentina y freno en Japón
Como parte de los ajustes, Nissan ha confirmado el cierre de su planta en Argentina, trasladando la producción de camionetas a México. Además, ha descartado la construcción de una nueva fábrica de baterías para vehículos eléctricos en Kitakyushu, al suroeste de Japón. Estas decisiones reflejan un viraje estratégico que prioriza la rentabilidad frente a la expansión.