En plena escalada de la guerra comercial entre EEUU y China, las principales marcas de calzado han unido fuerzas para lanzar una advertencia directa a la Casa Blanca.
A través de una carta enviada al presidente Donald Trump, más de 75 compañías del sector denuncian el impacto devastador que los aranceles recíprocos están generando sobre su producción, empleo y precios al consumidor.
Alegan que si no se conceden exenciones arancelarias inmediatas, muchas empresas se verán obligadas a cerrar sus fábricas en territorio estadounidense.
“Muchas empresas no pueden absorber aranceles tan altos ni trasladar estos costos. Sin alivio inmediato, simplemente cerrarán”, señala el documento
Multinacionales del calzado lanzan una alarma colectiva
Los gigantes del sector como Nike, Adidas, Clarks, Skechers y Columbia Sportswear encabezaron la misiva fechada el pasado 28 de abril. En ella, advierten que los aranceles del 10% anunciados por Trump el 2 de abril están golpeando especialmente a las firmas que producen calzado asequible para familias de bajos y medianos ingresos.
El texto también advierte que no se trata de una queja más: es una emergencia económica que requiere una reacción gubernamental urgente.
“No tenemos meses para ajustarnos mientras absorbemos este régimen arancelario sin precedentes e imprevisto”, subrayan
El llamado a la exclusión del calzado del régimen arancelario
Los firmantes piden al presidente que el calzado sea eliminado de cualquier medida arancelaria recíproca, dado su impacto directo sobre el bolsillo del consumidor medio estadounidense. Recuerdan que se trata de una industria con escaso margen de beneficio y cuya capacidad de maniobra para reorganizar su cadena de suministro es limitada.
China en el centro del conflicto comercial
Aunque más de 75 países han solicitado negociar con Washington para evitar represalias y beneficiarse de una exención temporal, China quedó excluida de la moratoria de 90 días anunciada por Trump. Esto mantiene la tensión elevada entre las dos mayores economías del mundo y sitúa al sector del calzado como uno de los más perjudicados por el conflicto.
La carta refuerza la percepción de que los efectos internos de la política arancelaria estadounidense podrían acabar perjudicando más a los ciudadanos del propio país que a sus socios comerciales.