La vicepresidenta de Gobierno y la socialista, Soraya Rodríguez, vuelven a enzarzarse verbalmente en el Congreso; convirtiéndose cada Sesión de Control en una nueva batalla. Esta vez ha sido la ausencia de mujeres expertas en la reforma fiscal lo que ha desatado la ira de la parlamentaria del PSOE Esta mañana el ambiente se ha caldeado cuando la socialista, Soraya Rodríguez, ha pedido explicaciones a la Vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, sobre por qué no hay ninguna catedrática de Derecho tributario o de Hacienda Pública en el Comité de expertos de la Reforma Fiscal. Soraya Rodriguez recrimina a la segunda Soraya, la vicepresidenta del Gobierno, la falta de igualdad y le exige que se cumpla desde el Gobierno.
Soraya Saenz de Santamaría ha contestado a la socialista argumentando que “España necesita una reforma fiscal. Hemos pedido la opinión a los expertos y aprobaremos la reforma fiscal con el fin de crear empleo”. Le ha subrayado la vicepresidenta a Rodriguez que “sería buena que mirase a los expertos por su saber, con independencia de su sexo”.
El enfrentamiento político entre ambas ha continuado por otros derroteros, cuando Soraya Rodríguez ha definido el informe de los expertos como el de las “tres mentiras”. En primer lugar, porque no es la primera reforma fiscal, pues ya han hecho una reforma con la subida de impuesto; criticaba la socialista. Segunda, porque el PP señala que las clases medias ganaran con la reforma y a puntualizado la parlamentaria del PSOE que “los que van a perder son siempre los mismo”; y la tercera mentira según la socialista sería porque es una “inflexión en la política económica” del Gobierno.
Pero sin duda la socialista espetó a Sáenz de Santamaría un grito aún más fuerte a la hora de hablar de corrupción cuando le lanzo la siguiente pregunta: “¿Qué autoridad moral tiene el presidente para hablar de fraude fiscal? Ha cometido fraude fiscal con una enorme caja negra desde su partido” Ante tales gritos, la vicepresidenta le contesto que no hacía falta que gritase, porque a pesar de las horas de debate, los micrófonos seguían funcionando.
