El Gobierno también recurre a la ‘herencia recibida’ para justificar la ‘purga’ de altos cargos en Hacienda, pero su versión ni siquiera convence por completo a los militantes del PP. Cristóbal Montoro pierde apoyos en el PP. Los ceses en la Agencia Tributaria han dejado demasiadas preguntas sin contestar que no pueden solucionarse con el recurso tradicional de hablar de la ‘conspiración de funcionarios socialistas’ que copan las instituciones. No, al menos, en el interior de un partido acorralado por la caída de las expectativas de voto, donde las salidas de tono de los ministros cada vez gustan menos.
Ayer, tras la confirmación vía Boletín Oficial del Estado de los nuevos ceses algunos medios de comunicación hicieron cuentas: Desde que Santiago Menéndez sustituyó a Beatriz Viana en La dirección general de la Agencia Tributaria, tras el patinazo de ella con las supuestas operaciones inmobiliarias de la infanta Cristina, han caído 29 inspectores, de ellos 9 de los 16 miembros de la cúpula.
Los números, y las propias explicaciones de la agencia que aseguran que Menéndez ha efectuado menos destituciones que Viana, casan mal con la idea, defendida ayer por el propio ministro, de que los ceses se producen porque el ‘staff esta lleno de socialistas’. Extremo que llevan varios días difundiendo algunos confidenciales de Internet cercanos al entorno del Gobierno.
Un Ejecutivo que, frente al silencio que, por ahora, mantiene el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con respecto al asunto, ayer mismo defendió públicamente al ministro de Hacienda. Al menos dos de sus miembros más relevantes: la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, y el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Pero el malestar interno se mantiene.
A pesar de que desde el ministerio se niega que las salidas de la inspectora Dolores Linares y de sus dos jefes jerárquicos, Ignacio Ucelay encartado de la Dependencia de Control Tributario y Aduanero de de la Delegación de Grandes Contribuyentes y el director de Inspección, Luis Jones, tengan que ver con un presunto trato de favor a la empresa Cemex, y a la conexiones entre una empresa fundada por Montoro, Equipo Económico, y el propio Ministerio, esa versión tiene muchos adeptos en el partido.
Y no sólo porque se considere cierta. También porque viene a sumar más deterioro a un ministro cuya imagen pública es mala y que mantiene duros enfrentamientos con algunos de los PP regionales más poderosos como el de Madrid y el de Valencia, por mucho que estén en horas bajas. También con Galicia o Castilla y León.
En este contexto, desde los PP regionales se presiona por una crisis de Gobierno que, por el momento, Rajoy aplaza y niega en público. No sólo Montoro. También la ministra Ana Mato habría dejado hace tiempo el Ejecutivo si por algunos líderes regionales fuera. Y Jorge Fernández Díaz, el de Interior.
Al final, como aseguran fuentes populares consultadas por este diario, la alcaldesa de Madrid verbalizó en su conferencia en el Club Siglo XXI unos pensamientos que muchos dirigentes del PP tienen. Sobre todo los que aspiran a ser candidatos en las próximas elecciones locales. La acción del Gobierno pesa como una losa sobres sus posibilidades de ser reelegidos. Y el ministro Montoro es uno de los que más contribuyen a que esa situación se prolongue.
