Las quinielas sobre las listas de las próximas elecciones europeas sacan a la luz la tensión entre los veteranos del partido Antes o después, el PSOE se verá abocado a la renovación radical que, en estos momentos, frena como puede la actual dirección presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba. Y la aparición en el horizonte de la próxima cita con las urnas, las elecciones europeas, puede acelerar el proceso. Por eso, algunos antiguos próceres en retirada buscan un refugio seguro para al menos cuatro años.
Hace sólo una semana, las palabras del alcalde de Toledo y líder del PSOE en Castilla-La Mancha, uno de los futuribles que más suenan, pidiendo en una emisora de radio nacional que hubiera primarias en el socialismo antes de estos comicios, abrieron un conato de revuelta entre los cargos medios que fue rápidamente abortado por Rubalcaba y los suyos. Al menos de cara a la galería.
Pero los movimientos siguieron en el interior. Aunque por fortuna para el actual secretario general del partido, con Chacón desaparecida, no hay en apariencia un sector crítico homogéneo y organizado, sí persisten las corrientes de opinión que abogan por un cambio inmediato.
Está la que representan algunos barones emergentes que se ven capaces de llegar al poder en las próximas elecciones. Políticos como el propio Page, el madrileño Tomás Gómez o el valenciano Ximo Puig. Todos ellos se ven en la presidencia de sus respectivas comunidades en 2015, aunque sea al frente de coaliciones multitudinarias.
Pero para asegurar más sus opciones necesitan que los cambios en el partido sean visualizables para la mayoría. Un poco como ha sucedido en Andalucía con Susana Díaz, la nueva presidenta de la comunidad tras la salida de Griñán, pero con una dimensión nacional que haga patente cambios radicales en la dirigencia del partido. O al menos la inminencia de su llegada.
En ese sentido, una buena estrategia de ‘marketing’ para las europeas podría ser la configuración de una lista plagada de nombres nuevos. Casi de arriba abajo. Y ahí podrían entrar figuras más o menos emergentes como Beatriz Talegón u otros cuadros medios jóvenes que, de momento, no están por la pelea del liderazgo global, pero que podrían dar credibilidad al movimiento.
Algo que en principio toleraría bien un López Aguilar que quiere repetir y que así lo tendría más fácil. Al fin y al cabo, el exministro de Justicia de Zapatero, no estuvo en el Gobierno en los últimos años, los más complicados, lo que le permite no estar tan deteriorado como sus compañeros.
Algunos portales de Internet, reputados de mantener cierta cercanía con los socialistas, creen que para Ferraz este sería el mal menor. Volvería a darle tiempo a la actual dirección y, a la vez, proyectaría una cierta imagen de renovación que hace falta. Sobre todo si también entran en el lote otros políticos como la actual número dos Elena Valenciano o el mismo José Blanco que, según se dice, quiere desaparecer de la escena española rápidamente.
Pero el plan choca con el interés de muchos veteranos por huir hacia Europa, como decíamos al principio de este artículo. Figuras ahora ‘aparcadas’ en el Senado, como algunos antiguos barones, Marcelino Iglesias o José Montilla, por ejemplo, o incluso el propio Ramón Jaúregui también parecen aspirar al puesto.
En cualquier caso, el rompecabezas aún no está resuelto y el resultado final puede depender mucho de la próxima conferencia política de noviembre y, sobre todo, de la evolución de las encuestas en los próximos meses.
Sin un repunte, aunque sea mínimo, las posibilidades de Rubalcaba de liderar el proceso irían descendiendo vertiginosamente, según se acercara el momento de la elaboración de las listas. Hay quien cree que para entonces, tal vez ya no sea el secretario general.
