Los periodistas madrileños piden una ‘guía ética’ sobre cómo informar de casos como el descarrilamiento de Santiago

Periodismo

Los periodistas madrileños piden una ‘guía ética’ sobre cómo informar de casos como el descarrilamiento de Santiago

La APM solicita recomendaciones a la FAPE tras recibir numerosas denuncias ciudadanas sobre malas prácticas informativas tras el accidente de tren. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha solicitado a la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) que elabore una serie de recomendaciones éticas a seguir por los medios de comunicación ante sucesos o catástrofes de dimensiones similares a la del accidente de tren del pasado 24 de julio, en Santiago de Compostela.

La APM explica en una nota de prensa que plantea esta solicitud en una carta enviada al presidente de la Comisión, Manuel Núñez Encabo, tras recibir numerosas denuncias ciudadanas sobre las malas prácticas informativas que detectaron en la cobertura del accidente de tren en Santiago, en el que fallecieron 79 personas.

El accidente fue objeto de una amplísima cobertura informativa por parte de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), acorde con la repercusión que un suceso de esas características merecía.

“El esfuerzo informativo de los medios fue muy importante, a pesar de los apuros económicos que atraviesan las empresas informativas”, señala la presidenta de la APM, Carmen del Riego, en la misiva, pero, tras los primeros días, asociaciones y personas de forma individual se dirigieron a la APM para protestar por lo que consideraban un mal uso periodístico, abusando del dolor y el morbo que la información proporcionaba, y por la conversión de un suceso luctuoso en espectáculo.

Estas quejas se centraron en el uso de fotografías en los periódicos e imágenes en las televisiones que no respetaban la intimidad, así como la forma en que los periodistas abordaban a las familias sin tener en cuenta el dolor que sentían y los momentos tan difíciles que vivían, que les impedía acceder de manera libre y deseada al requerimiento de los medios de comunicación.

Estas prácticas las rechaza el Código Deontológico de la FAPE, que señala en su preámbulo que sin perjuicio de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados, el periodista respetará el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, y que en el tratamiento informativo de los asuntos en los que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas, «el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias”.

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