La crisis pone a CCOO y UGT en la encrucijada

Nacional

La crisis pone a CCOO y UGT en la encrucijada

Toxo y Méndez

La larga crisis económica e institucional a la que se enfrenta España amenaza también con cambiar radicalmente a los grandes sindicatos, CCOO y UGT. Su papel en los años de la burbuja también empieza a ser revisado ahora. Y la historia no siempre habla a su favor.

Las últimas movilizaciones convocadas por las grandes centrales de clase, como las manifestaciones convocadas ayer en varias ciudades españolas, muestran una pérdida creciente de capacidad de convocatoria.

Cuando los ‘viejos’ sindicatos llaman en solitario la respuesta no es la misma que cuando lo hacen agrupados en colectivos más amplios en los que se mezclan con los nuevos impulsores de la respuesta de la sociedad civil: las plataformas y las mareas que se han configurado un poco a imagen y semejanza del 15M.

UGT y CCOO conservan, eso sí, la representatividad institucional. Son aún, junto con la CEOE, los denominados agentes sociales con los que se negocia, se buscan pactos y se ‘sale’ en las fotos. Pero, lo mismo que ocurre con los partidos tradicionales, empiezan a correr un serio peligro de desaparición.

Algunos episodios de los últimos días, además, dan fuerza a sus críticos de siempre. La supuesta implicación de algún cuadro de UGT en la estafa de los Eres andaluces o la connivencia con la que actuaron los sindicalistas que se sentaron en los consejos de las cajas de ahorro en los tiempos en los que se forjaba la quiebra de estas instituciones no son un buen bagaje para el futuro.

Además, su renovación ha sido escasa y han optado últimamente por intentar quedarse fuera, por ejemplo, de la Ley de Transparencia, lo que proyecta nuevas y complicadas sombras sobre su financiación y los sueldos de sus dirigentes.

Para terminar de arreglarlo, el episodio protagonizado en los últimos días por Miguel Angel García, el experto en pensiones de CCOO que estampó su firma en el informe del ‘comité de sabios’ de Rajoy, que avala una reforma del sistema de pensiones que penalizará a los jubilados actuales y futuros vuelve a poner sobre la mesa el delicado juego en el filo de la navaja que, en más de una ocasión protagonizan las centrales.

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